Las trece colonias se rebelaron en contra de lo que consideraron una injusticia, y la repuesta de su soberano fue enviarles al ejército. La Corona británica, en vez de escuchar a sus súbditos, intentó aplastarlos mediante el uso de la fuerza. Cuando lograron la independencia, los padres fundadores decidieron que entregarle el monopolio de las armas al Estado -que había tratado recientemente de aniquilarlos- era un error, y optaron por la milicia, lo cual no es otra cosa que un ejército irregular de civiles. Esto se vio reflejado en la denominada segunda enmienda, la cual entrega a los norteamericanos el derecho inalienable a formar una, si fuese necesario defenderse. De hecho, varios tradicionalistas dicen que incluso es inconstitucional que EEUU tenga un ejército regular.
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Esto también explicó en gran medida el aislamiento que EEUU tuvo durante muchos años en su política exterior, y su renuencia a participar en guerras externas. ¿Para qué formar un ejército si este, al regresar, puede volverse contra nosotros? Los padres fundadores no tenían la confianza irreflexiva que tienen los europeos en las instituciones estatales -por razones obvias-, y no creían necesariamente en su bondad, lo cual es muy típico del pensamiento liberal que los iluminó. Simplemente, no confiaban en que los burócratas pusieran el interés público por sobre el propio. Hasta ahora la historia les da la razón. Nada ha asesinado ni violado los derechos humanos más que el Estado, con millones de muertos el siglo pasado -nacionalsocialismo, comunismo-, y casi siempre ayudado por su conveniente monopolio estatal. Sin mencionar lo que su propio ejército hace en el exterior. ¿Usted cree que en EEUU podría pasar lo que hoy está sucediendo en Venezuela?
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Cristián Gabler - Abogado