Una de las áreas que requiere atención en el ámbito de impuestos, es la relacionada con la justicia tributaria. En la actualidad, los procesos tributarios son extremadamente lentos, al punto que un procedimiento judicial completo en Santiago, hasta que se concluye ante la Corte Suprema, puede tomar entre seis y siete años. Lo anterior implica, en cierta medida, una denegación de justicia para el contribuyente, quien sólo puede recurrir a los tribunales cuando tiene los recursos económicos para proseguir un juicio de años antes de obtener una resolución.
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La reciente reforma no avanza mucho para solucionar el problema, ya que se limita a introducir la fase de conciliación en los juicios tributarios, la cual -en mi opinión- de nada servirá para contribuir a una mayor celeridad de los procedimientos. ¿Qué incentivo tendrá la autoridad para llegar a acuerdo con el contribuyente, si sabe que una resolución adversa no la obliga a pagar reajustes e intereses? El contribuyente, en cambio, sí tendrá incentivo para conciliar, pero ello no es suficiente para que el sistema funcione equitativamente.
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Lo que se requiere es mayor dotación de los tribunales, más capacitación de los jueces tributarios, incentivos para atraer a la justicia tributaria a abogados especialistas del sector privado, y agilizar los procedimientos.
Claudio Bustos A. - Abogado Bustos Tax & Legal