La fijación de aranceles al acero (25%) y al aluminio (10%) anunciada por Trump debe entenderse como parte de la negociación con China y el objetivo de colocar a EEUU como potencia mundial en el plano económico y de seguridad. El proteccionismo de Trump tendrá efectos en el plano internacional y constituye un anuncio concreto a quienes hoy son socios comerciales de China. De este modo, y por la vía de las excepciones, establece un trato preferencial a sus "aliados", con lo cual expresa una hoja de ruta en respecto a quienes impulsan un acercamiento con el gigante de Asia.
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El argumento de Trump es potenciar su economía y cumplir sus promesas de campaña y ya ha definido sus adversarios: China y Rusia. Este esquema plantea una fórmula de juego de negociación en un tablero de ajedrez complejo para países como Chile. No se debe olvidar que la producción de acero y la oferta de China están presente en toda América Latina. No deja de ser sintomático que sea un representante de la Secretaria de Comercio de EEUU haya concurrido al cambio de mando y no sea del Departamento de Estado, como tampoco el hecho de que Trump haya extendido una invitación a visitar EEUU a Sebastián Piñera una vez asumido.
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La decisión de Trump va mucho más allá de ser sólo arancelaria. Define una advertencia a considerar en las negociaciones al interior de del TPP-11 y de APEC entre otras instancias. Asimismo, confronta a la Unión Europea a una posición más clara en las negociaciones con China respecto a patentes y el grado de dependencia económica que se está dispuesto a tener con China. Corresponderá a la Presidencia de Piñera establecer el rol y posición de Chile en este nuevo escenario donde la democracia chilena aparece con la mayor credibilidad en la región.
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Guillermo Holzmann - Analista político y consultor