Un fuerte ruido de tambores y personas caminando con copas en las manos. Fue la primera imagen que dejó la sede de la Asamblea Nacional Catalana, luego de conocer el triunfo independentista en las elecciones de ayer.
Con casi 100% de las mesas escrutadas, el bloque conformado por Junts per Catalunya (JxCat), Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) y la Candidatura de Unidad Popular (CUP) logró la mayoría en el Parlamento al conseguir 70 diputados.
Al líder de JxCat, Carles Puigdemont, quien se encuentra fugado en Bruselas, le costó subir al escenario dispuesto para entregar sus primeras impresiones por la cantidad de periodistas y fotógrafos sobre él. Una vez de frente a quienes lo acompañaron declaró tajante: "la república catalana ha ganado a la monarquía del 155. El estado español ha sido derrotado". Además pidió al Gobierno liberar a los presos políticos.
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Oriol Junqueras de ERC, preso en Madrid tampoco pudo celebrar el buen resultado en suelo catalán, pese a quedar fortalecido como opción junto a Puigdemont para convertirse en el próximo Presidente de la Generalitat.
Minutos después de conocerse los resultados definitivos, Carles Riera de la CUP fue claro: "El golpe perpetuado por el Estado español y la UE, ha quedado claramente deslegitimado".
La otra vereda
De los partidos constitucionalistas el único que cantó victoria fue Ciudadanos, que consiguió 37 escaños de la mano de Inés Arrimadas, quien ante la ovación unánime de sus camaradas dijo "por primera vez en la historia de Cataluña ha ganado las elecciones un partido consitutcionalista", en relación a que obtuvieron la mayoría de votos y escaños individualmente, pero no lo lograron como bloque para gobernar la Generalitat. En su discurso le envió además un mensaje claro a los separatistas, señalando que "el Procés no representa un futuro para los catalanes".
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Un rostro de completa desazón fue el mostrado por el candidato del oficialismo, representante del Partido Popular de Cataluña, Xavier García Albiol, quien se mantendrá como diputado pero sólo dos integrantes más de su lista estarán en el Parlamento. Mientras los seguidores de Puigdemont celebraban en Barcelona, desde la sedede del PPC esgrimía: "ha sido un muy mal resultado del que no nos podemos sentir orgullosos. Vemos con mucha preocupación el futuro social y económico de Cataluña".
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Quien también reconoció la derrota fue Miquel Iceta, carta del PSC, tras hacer la evaluación negativa de sólo contar con 17 diputados en desmedro de todas las encuestas, que mejoraban el desempeño del partido. Asumiendo que el próximo Presidente de la Genralitat será independentista señaló: "tiene que actuar en el marco de la institucionalidad legal".
Finalmente, el candidato de Catalunya enComú-Podem, Xavier Domènech, valoró que las elecciones hayan "estado marcadas por una votación masiva", pero llamó a la reflexión del resultado alcanzado en la jornada.
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De esta manera, se reedita el mismo escenario de 2015, cuando los independentistas se quedaron con la mayoría en el Parlament y Carles Puigdemont fue elegido como la cabeza de la Generalitat.
Con estos resultados donde el constitucionalismo gana en porcentaje de votos, pero con consigue la mayoría para gobernar, el analista Diego Sánchez de la Cruz, señala que "es una partida de ajedrez. Unos partidos ganan posiciones y otros retroceden. Queda un vacío de liderazgo y hay que esperar qué carta traen bajo la manga".
La jornada de votación
Pese a ser un día hábil en España, desde temprano los catalanes llegaron hasta los 2.680 colegios electorales dispuestos en las cuatro circunscripciones.
A las nueve de la mañana se abrieron las mesas para recibir a los 5.328.013 votantes residentes en la región; otros 226.381 electores estaban habilitados para participar desde el extranjero.
Hoy a mediodía en España (8 am Chile), el Presidente del Gobierno Español, Mariano Rajoy, se reunirá con el comité ejecutivo del Partido Popular para analizar los resultados de la votación, considerada la peor en toda la historia de la tienda oficialista.