En un intento por limitar la brusca depreciación del peso argentino, el Banco Central de dicho país (BCRA) sorprendió al mercado en dos oportunidades en la última semana al subir las tasas de interés en 600 puntos base, acciones que según los expertos no serían suficientes para estabilizar la divisa.

En una decisión inesperada, ya que se produjo en una reunión no calendarizada, el organismo emisor anunció el viernes 27 de abril que elevó los tipos en 300 puntos base hasta 30,25%. Si bien esta medida debería haber apoyado a la moneda local, el tipo de cambio continuó depreciándose, lo que llevó a un segundo ajuste sorpresivo realizado ayer por la misma magnitud, con lo que los costos de endeudamiento se dispararon hasta 33,25%, el nivel más alto en el mundo.

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La maniobra nuevamente no tuvo los resultados esperados, ya que el peso argentino cedió 5,32% hasta 22,371 pesos por dólar, su mínimo histórico, con lo que su descenso en el año llegó a 16,77% (el peor desempeño emergente).

En estos cinco meses, el Central ha gastado US$ 6.900 millones, lo que equivale a casi 10% de sus reservas, para apuntalar al peso. Los expertos prevén que volverá a actuar.

"A pesar de dichas medidas audaces, que siguieron grandes intervenciones cambiarias, el peso apenas se movió, lo que sugiere que más alzas de tasas podrían venir pronto", sostuvo Marco Casarin, jefe de servicios macro para América Latina de Oxford Economics.

Según el analista, el instituto rector "está perdiendo la batalla contra los mercados" y "podría verse forzado a elevar las tasas mucho más para entregarle a los inversionistas un colchón razonable" frente a estos episodios "bruscos" de depreciación.

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Casarin agregó que los esfuerzos para limitar la caída de la divisa "sólo confirman nuestra visión de larga data que el excesivo gradualismo está fallando a las autoridades y ha convertido a Argentina en uno de los mercados emergentes más frágiles hoy día".

Andrés Abadia, economista senior de Pantheon Macroeconomics, cree que el creciente riesgo político doméstico y factores externos, como las mayores expectativas de un avance en las tasas de interés globales, son los factores que están perjudicando a la moneda.

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Si bien las medidas serán bien recibidas por los inversionistas, Abadia advirtió que el ajuste monetario no será suficiente. "Los inversionistas están pidiendo que el gobierno muestre un compromiso más fuerte para controlar la brecha fiscal", sostuvo.

De acuerdo con el especialista, el objetivo es mantener las expectativas de inflación bajo control y disminuir el costo de la vida, pero "esto está resultando ser muy difícil y quizás la única manera de reducir rápidamente la inflación es matando la naciente recuperación económica", lo que tendría un costo político "extremadamente alto".

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Edward Glossop, economista para América Latina de Capital Economics, alertó que esta crisis podría continuar a menos que el gobierno le asegurase a los inversionistas que "tomará pasos más agresivos para arreglar las vulnerabilidades económicas de Argentina".

A su juicio, el ajuste fiscal planeado para este año podría adelantarse y ser más grande de lo previsto. "A menos que o hasta que eso pase, el peso probablemente se mantendrá bajo presión y sigue existiendo un riesgo real de un ajuste económico desordenado", advirtió.

El cuestionamiento a la credibilidad del BCRA provocó que el bono a 100 años bajara a un mínimo histórico de 85.650 centavos por dólar y que el rendimiento saltara a 8,3%.