Qué diferencia hace una cordillera. Al este de los Andes, Argentina está agonizando por una anticuada y caótica devaluación, en la cual las autoridades se mueven rápidamente para conectar cada canal con goteras de flujo de moneda hasta que entren finalmente en la corriente.
Al oeste, las autoridades de Chile observan con calma ecuánime mientras su moneda baja calmada a su propio nivel.
¿Qué es, además de cumbres nevadas, lo que une y separa a estos dos mundos?
Una respuesta es la riqueza en recursos y lo que se hace con ella. Chile es rico en minerales, especialmente en cobre; Argentina es rica en commodities alimentarios, especialmente en soya. Ambos disfrutaron el boom de los commodities de la década pasada. Ambos se han visto perjudicados a medida que los precios de los commodities se hunden.
En Chile, durante los buenos tiempos, algunas de las ganancias fueron guardadas como un seguro para tiempos más difíciles. En Argentina, en contraste, simplemente disfrutaron la buena racha.
En Chile, el Banco Central ha operado por años con un tipo de cambio libre, permitiéndole al peso subir y bajar con la cantidad de dinero que entra o sale del país.
En Argentina, incluso después de que se dejó de fijar el dólar desde 2002, el peso ha sido controlado fuertemente a través de intervención diaria del Banco Central en el mercado cambiario.
Además, Chile, por años ha desarrollado políticas económicas que lo han hecho un campeón de la ortodoxia del libre mercado, cumpliendo con constantes alzas en los ingresos en un clima de transparencia y estabilidad. Argentina, desde los '50, se ha inclinado bruscamente por una u otra forma de Peronismo, una mezcla local de nacionalismo, corporativismo y populismo. Cuando todo anda bien, éste entrega un sentimiento de prosperidad; en otros tiempos, el sentimiento se parece más a una inseguridad vertiginosa.
Las autoridades en Chile tienen confianza en que su mezcla de políticas lo diferencia de otros mercados emergentes más vulnerables y volátiles.
Rodrigo Vergara, presidente del Banco Central, dijo: "está muy claro que el mecanismo de ajuste es el tipo de cambio".
Al igual que otros mercados emergentes, Chile vio constantes ingresos durante el boom de los commodities y los años de abundante liquidez global que acompañaron a este período.
El peso chileno fue una de muchas monedas de mercados emergentes que se apreciaron hasta un punto preocupante, generando una "guerra de divisas" primero percibida por Brasil, en la que las exportaciones de los mercados emergentes vieron su competitividad erosionada.
A medida que los flujos financieros y comerciales se han desacelerado o se han revertido, el peso chileno y argentino y muchas otras monedas de mercados emergentes se han debilitado.
"Esta es una buena noticia", dice Vergara, quien en ningún momento en sus comentarios hizo comparaciones entre Chile y Argentina.
"Esto está pasando porque la economía de EEUU está teniendo un mejor desempeño y eso es bueno para el resto del mundo, en particular para los mercados emergentes. Y hemos vivido por muchos años en tiempos anormales, con muy bajas tasas de interés internacionales y flujos de capital hacia los mercados emergentes", enfatiza el titular del ente rector.
"Si hay grandes ingresos de capital por mucho tiempo, se pueden volver adictivos. Esto no es bueno. Es mejor volver a tiempos normales", concluye.
Para muchos en Argentina esto debe sonar como un sueño lejano.
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