La policía china afirmó haber “atrapado a un tigre” ayer cuando denunció a la ex cabeza de GlaxoSmithKline China y sus operaciones de corrupción en un caso sin precedentes que presuntamente involucra una infracción sistemática a la ley en un inversionista extranjero.

Más allá de los largos periodos de cárcel que Mark Reilly y dos de sus colegas chinos enfrentan, los abogados dicen que si las acusaciones son demostradas, el brazo de GSK en China podría verse forzado a pagar multas y desembolsar los beneficios contaminados que suman miles de millones de yuanes.

En una conferencia de prensa en el ministerio de Seguridad Pública, un vocero de la policía dijo que los ejecutivos senior de GSK habían decretado que sus subordinados pagaran sobornos en una escala masiva, generando “ingresos ilegales valuados en miles de millones de yuanes”. Reilly y sus colegas, Zhang Guowei y Zhao Hongyan no pudieron ser contactados para que hicieran sus comentarios.

Algunos abogados y analistas dicen que las acusaciones en contra de GSK se remontan a 18 meses atrás cuando hubo un cambio en las prioridades, poco después de que Xi Jinping fuera designado como secretario general del Partido Comunista.

Los cuerpos de gobierno, más notablemente la Comisión de Desarrollo Nacional y Reforma (NDRC, su sigla en inglés), empezaron a enfocarse en industrias como la farmacéutica en la que los consumidores chinos parecían pagar más que sus contrapartes internacionales.

Los reguladores se empoderan. “Ha habido mucha más agresión por parte de la NDRC, la cual está flexionando sus músculos para demostrar que no es sólo un cuerpo, sino un ejecutor de políticas”, dijo Duncan Clark, ex director de la Cámara de Comercio Inglesa en China.

Una señal del nuevo enfoque se hizo evidente en marzo, cuando las transmisiones por TV del día del consumidor apuntaron a varias multinacionales, lo que provocó una disculpa de Apple por su actitud hacia los consumidores chinos y un llamado a revisión de autos de Volkswagen.

Además, el verano pasado (boreal) la NDRC multó a seis fabricantes de leche de fórmula para niños -cinco multinacionales-por US$110.000 por políticas de precios anti competitivas.

Pero fue la investigación policial sobre GSK la que realmente alertó a la comunidad de negocios internacional sobre la seriedad de la nueva campaña. En la conferencia, la policía china alegó que algunas de las empresas farmacéuticas de Reino Unido son siete veces más caras en China que en otros mercados, con precios inflados, en parte, para financiar el costo de los sobornos.

Como respuesta, GSK declaró que las acusaciones eran “altamente preocupantes para nosotros y contrarias a los valores de GSK”. La compañía dijo que seguiría “cooperando con las autoridades en este asunto”.

Con el caso GSK, los reguladores chinos están afirmando su autoridad que sería reconocida por sus contrapartes en EEUU y Reino Unido, ambos según la Ley de Prácticas Corruptas y la Ley de Soborno, respectivamente.

Los cargos a los ejecutivos y las operaciones de GSK en China podrían gatillar acciones en EEUU y Reino Unido, todo por el presunto mal comportamiento en un país que comprendió solo cerca de un 3% de los ingresos globales en 2012 e incluso menos el año pasado, cuando los ingresos de GSK se desplomaron en medio del escándalo.

“Ahora que la policía de China entregó el caso a los fiscales, todavía queda la pelea en la corte, y nadie sabe cuál será el resultado”, dijo un abogado cuya oficina hace negocios con GSK.  “Pero hay que preguntar si GSK quiere seguir en China luego de todo este tema”.

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