Investigadores españoles de la Universidad Miguel Hernández, trabajan desde hace más de un año en el desarrollo de extremidades robóticas, cuyos movimientos serán controlados a partir de la actividad cerebral de una persona. El objetivo de este trabajo es mejorar la calidad de vida de personas con escasa movilidad en sus manos debido a accidentes cerebrovasculares o con discapacidades muy severas.
Aunque inicialmente la investigación se centra en lograr que el robot realice actividades cotidianas, como acercar objetos o dar de comer, el reto marcado va más allá. Encender la luz de una habitación, controlar los canales de la televisión, bajar o subir una persiana, o llamar a alguien con tan sólo pensarlo son algunos de las funciones de futuro que estos investigadores se han marcado.
Actualmente, el desarrollo de este trabajo ya ha permitido que este dispositivo robótico ya cuente con dos brazos y dos manos. El sistema utiliza electrodos superficiales colocados en la cabeza de la persona, como si se tratara de un encefalograma, y sus sensores son capaces de detectar la actividad de las neuronas. Así, la información recogida es codificada a través de unos algoritmos que trasladan las órdenes al robot.
Según el director del grupo de Neuroingeniería Biomédica de la UMH, Eduardo Fernández, se pretende que una persona que padezca una enfermedad, como la esclerosis o que haya sufrido una sección medular a causa de un accidente de tráfico, pueda ser en cierta manera “independiente”. El proyecto se encuentra en fase de desarrollo del sistema, con la intención de comprender y validar esta tecnología en personas sanas, y posteriormente implantarlo en dispositivos más sencillos, de menor dimensión y asequibles para el ciudadano, ya que, en palabras de Fernández, “un robot es caro y no puede estar a disposición de todo el mundo”.