Tras los cambios introducidos a la ley 20.805, se estableció que los compradores con una potencia conectada de entre 500 kW y 5.000 kW - con anterioridad el máximo era 2.000kW-, pudieran elegir si someterse a una tarifa regulada o negociar directamente el suministro de electricidad con las distribuidoras o generadoras, lo que dio origen al nacimiento de los "clientes libres". Claudio Seebach, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Generadoras de Chile, explica el nuevo escenario que se abre con estos actores y comenta los principales desafíos que vienen respecto a esta materia de cara al futuro.
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¿Cómo se ha producido el cambio en el rol de los clientes dentro de la industria energética?
-Todo esto se enmarca dentro de los desafíos y oportunidades que impone la transición energética a la industria de la generación. En el amplio sentido, como ha ido creciendo la importancia de la electricidad en la sociedad por las oportunidades que trae debido a sus menores emisiones y lo que esto conlleva en los procesos productivos, además de sus usos en el comercio y en los hogares. Eso hace que la percepción de este tema y el rol de los clientes sea cada vez más relevante. Además, la electrificación del consumo va a ir desplazándose en el largo plazo a otros usos, como el petróleo. En definitiva, estas son las razones por la que el cliente se ha ido transformando en un sujeto mucho más activo.
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¿Cómo enfrentan las generadoras este nuevo escenario?
-Están transitando de ser empresas que tenían muy pocos clientes -un par de distribuidoras, las cuales tenían licitaciones de suministro y sus contratos eran de muy largo plazo, entre otros- , a ir a buscar compradores mucho más atomizados y ofrecerles a estos oportunidades de soluciones eléctricas que les puedan dar menores costos, mayor eficiencia energética y bajas emisiones. Eso hace que las generadoras desarrollen toda una nueva capacidad y esto, finalmente, aumenta la competencia en beneficio de los clientes. Si antes había pocos usuarios, ahora vamos a tener mucho más.
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¿Cambiará la relación que hoy tienen las generadoras con las distribuidoras?
-Hay que mirar una reforma a este segmento, y esto va a ser parte de la discusión que necesitamos como país en materia de renovar la distribución, que así lo han dicho las propias empresas, el plan de gobierno de las nuevas autoridades y fue el trabajo que desarrolló la administración anterior. Esto, principalmente, por los desafíos de la tecnología. Hoy, la aparición de la digitalización, donde con información en línea se puede tomar decisiones. El Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) llevado a la electricidad. Se trata de una oportunidad enorme.
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¿Qué desafío representa la generación distribuida para las empresas dedicadas a este sector?
-Crecientemente, los consumidores pasarán a ser prosumidores. Ellos instalarán sus propias fuentes de generación eléctrica y participarán con los excendentes de lo que produzcan. La relación de las generadoras con las distribuidoras - donde está claro que las primeras tienen la vocación de un segmento competitivo y las distribuidoras participan de un mercado regulado -, va a consistir en muchos nuevos actores entrando a la competencia por la generación de electricidad y eso beneficiará a los clientes.
¿De qué manera se puede facilitar el aporte de los prosumidores al sistema?
-Lo más importante de todo es que hay una oportunidad para que la cancha sea pareja para todos, para competir de igual a igual en los mercados. Estos funcionan mejor en la medida de que hay más información, transparencia y oportunidades. Tal como las transmisoras tienen cierto acceso abierto para conectarse a las centrales de generación, las distribuidoras también están transitando para llegar a ser un punto de conexión para esos futuros prosumidores, los cuales también pueden ofertar. Esto, con energías valorizadas en un mercado en iguales condiciones. De esta manera, todo aquel que genere energía podrá participar de este mercado del futuro.
¿Cuándo se podría aplicar esto a cabalidad?
-Rápidamente vamos a ver a la electricidad penetrando nuevos usos. Hoy, esta representa el 20% del consumo final de Chile, mientras que el 99% del transporte funciona con combustibles fósiles. A medida de que penetre más rápido la electromovilidad, van a haber nuevos consumos eléctricos, que van a ser clientes que van a requerir grandes volúmenes de energía y van acercarse a las generadoras para conseguirla, aprovechando estos costos. Estimamos que al 2030 podríamos contar con un buen sistema de movilidad eléctrica en la ciudad y para eso no falta mucho.
¿Cuánto tardará la implementación de la digitalización de las redes eléctricas?
-Estimo que en cinco o diez años, para el país completo, también habremos avanzado en la digitalización de todas las redes, lo cual va a aumentar el acceso a la información y competencia para ofrecer un mejor servicio.
¿Esta competencia se podría traducir en una disminución del precio final de la energía?
-La principal razón que hemos visto de porqué existe un creciente interés de los clientes que han sido regulados a traspasarse a una modalidad libre -siempre resguardando que ese cambio tiene que ser con ciertos plazos, porque hay inversiones y contratos-, es por menores costos. Las generadoras están compitiendo por entregarles precios más bajos. Esto va a ir ocurriendo en el tiempo. También hemos visto que en los regulados se han presentado caídas en los valores de las licitaciones. Eso se va a ver reflejado en la medida de que esos contratos comiencen a operar, hablo de unos cinco años plazo. Siempre hay que tener presente que es necesario cubrir los costos de las redes y la infraestructura necesaria.
¿Cuál es el rol del Estado en esta materia?
-Este cumple un rol central en promover el mercado y la competencia, a través de asegurar el acceso a la información. El Estado también debe dar certezas regulatorias, que incentiven la existencia de estos mercados y la inversión en elementos habilitantes, como la digitalización y la electromovilidad. Si bien la generación, distribución y transmisión, son agentes privados, pero es el Estado quien se tiene que asegurar que la cancha sea pareja para todos los actores.