FUE PARTE del actual Gobierno desde su inicio. Su labor era ser coordinador macroeconómico del Ministerio de Hacienda. En esa función trabajó primero junto al ministro Alberto Arenas y luego con Rodrigo Valdés. En junio de 2017, Claudio Soto decide renunciar a su cargo y en septiembre asume como economista jefe de Banco Santander. En su primera presentación pública entregó la visión 2018 que la entidad bancaria prevé para la economía chilena, la cual ahondó en su primera entrevista. Entre sus principales mensajes, el economista señaló que es clave mejorar la institucionalidad ambiental para agilizar los proyectos de inversión y con ello reactivar la actividad económica.
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En su primer informe de 2018 ustedes plantean que se necesita abordar el proceso de evaluación ambiental con el objetivo de agilizar la aprobación y reducir los tiempos, ya que podría afectar la inversión. En ese sentido, ¿qué faltó en esta administración para mejor la institucionalidad?
-Por distintas razones los tiempos de aprobación se han ido demorando. Los proyectos son más complejos, las comunidades también están más activas en términos de ir interviniendo las distintas etapas del proceso de evaluación ambiental. Por ello, hay que revisar la institucionalidad ambiental en general para que los procesos sean más eficientes. Hay una comisión que trabajó el año pasado y que elaboró una serie de propuestas. Habría que revisar qué propuestas se pueden apoyar y materializar.
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¿Debería ser prioridad del próximo Gobierno?
-El nuevo Gobierno ha puesto en su agenda el tema de la modernización del Sistema de Evaluación Ambiental como uno de los temas que pretende abordar. Es algo que se debe mirar con cuidado y estimularlo, porque una modernización del Sistema de Evaluación Ambiental será importante para que la inversión se pueda materializar.
¿Con una nueva institucionalidad se evita que haya problemas como el que ocurrió con el proyecto Dominga donde salió todo el equipo económico del actual Gobierno?
-Se requiere una institucionalidad ambiental que entregue certezas y que reduzca los tiempos de evaluación.
¿Eso incluye que la evaluación sea más técnica que política?
-La evaluación ambiental es multidimensional. Son muchos los factores que inciden, pero sí hay una demora de los tiempos y eso es un problema para la materialización de los proyectos hacia adelante.
En cuanto al crecimiento, ustedes prevén un PIB de 2,9% lo que los sitúa levemente bajo el promedio de 3,0% que espera el mercado, ¿qué hay detrás de su proyección?
-Somos relativamente cautos en nuestras perspectivas de recuperación de la inversión hacia adelante. Si bien vemos que la inversión crecerá este año a una tasa similar de la que tiene el BC, esta recuperación será gradual.
¿A qué responde su cautela?
-El catastro de la Corporación de Bienes de Capital todavía no muestra un repunte claro. Los proyectos aprobados ambientalmente tampoco muestran un repunte claro. Un indicador que muestra las horas de ingeniería de la asociación de empresas consultoras hasta el tercer trimestre todavía mostraba caídas, entonces todavía no hemos visto un repunte en este indicador. Esto nos sugiere que la inversión va a ir subiendo en este año, pero de manera gradual.
En otro ámbito, en su reporte ustedes ven que la inflación recién llegará a 3% en 2020. ¿Este escenario de bajos precios podría llevar a que las expectativas a dos años plazo se desanclen?
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-En la medida que el mercado entienda que la trayectoria de la inflación es al alza, aunque sea gradual permitirá que las expectativas se mantengan más o menos alineadas con la meta del Banco Central (3%). El problema se produciría si la inflación persistentemente no muestra una trayectoria de convergencia hacia 3%, ya que eso podría generar un riesgo para las expectativas. Aquí la clave es que veamos registros inflacionarios que se muevan más hacia el 3%.
¿Hay un riesgo que el bajo dólar termine por traspasarse a precio y afecte la convergencia inflacionaria?
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-Si el dólar se mantiene en estos niveles por tres a cuatro meses podría tener impacto en la inflación, lo que llevaría a un IPC que se movería por debajo del 2% en doce meses. En ese caso habría un riesgo de desanclaje en las expectativas, lo que probablemente obligaría al Banco Central a repensar su estrategia monetaria.
En ese escenario, ¿debería bajar la tasa de interés el Banco Central?
-Probablemente el Banco Central tendrá que repensar su estrategia y quizás la opción de bajar la tasa de interés cobrará mucha más fuerza.
Durante el año pasado muchos economistas hablaban de que el BC tenía espacio para bajar la tasa de interés, ¿se podría haber evitado esta situación de baja inflación si el Central hubiera actuado antes?
-El impulso monetario está determinado por el nivel de la tasa, pero también por las trayectorias futuras que el Central anuncia para las tasas. En este caso, el BC ha optado por una estrategia donde si bien la tasa no la bajó, sí anunció que la mantendrá en un nivel bajo por un tiempo prolongado y a través de ese mecanismo estuvo inyectando impulso monetario.