A pocos días de una nueva versión del superclásico del fútbol chileno entre Colo-Colo y Universidad de Chile, la batalla por los ingresos no se detiene.
Desde un inicio, la idea que rondó en las sociedades controladoras de los clubes de fútbol fue ser semilleros y vender sus jóvenes crack. Hoy, a cuatro años desde la apertura en bolsa el escenario tiene más matices.
Blanco y Negro (Colo-Colo), Azul Azul (Universidad de Chile) y Cruzados (Universidad Católica) han diversificado sus fuentes de ingresos.
En efecto, cuatro son las vías que más utilizan: venta de entradas, borderó, ingresos de televisación, contratos comerciales y la venta de jugadores al extranjero.
El negocio no ha sido fácil y a los cuestionamientos por la seguridad al interior de los estadios, se suma el anhelo constante de sumar socios inversionistas.
Es que más allá de los campeonatos que tanto gustan a los hinchas, la consistencia y una estrategia financiera es la que define la balanza entre el éxito y el fracaso.
Frente a este escenario, es Blanco y Negro ligada a los empresarios Aníbal Mossa y Leonidas Vial, la que saca ventaja en el juego financiero.
Y si llega una sequía en la venta de sus jóvenes promesas, la salida está en la diversificación.
“Llevamos dos años sin vender jugadores y estamos aquí todavía con el club funcionando. No dependemos tanto de eso, porque tenemos financiada la operación”, destaca el gerente general de Blanco y Negro, Alejandro Paul.
Si bien el club tiene un plus debido a que es uno de los que lleva más gente a los estadios, también cuenta con los mejores contratos deportivos. Ejemplo de ello es el acuerdo entre Colo-Colo y Under Armour. La firma norteamericana firmó un vínculo por cinco años a cambio de US$22 millones.
¿Cuál es la apuesta a futuro?
Según el gerente general de Blanco y Negro, Alejandro Paul, el objetivo de Colo-Colo es incrementar sus contactos internacionales.
“Queremos generar una red de contactos estratégicos con grandes clubes referentes en el mundo”, adelanta el ejecutivo.
¿Por ejemplo?
El Manchester City, Barcelona y Málaga, precisa Paul, agregando que esto permitiría incorporar mejor managment a la compañía.
Por lo tanto, en un futuro no muy lejano, la entidad podría recibir consejos de los más grandes de Europa. Mejores prácticas de gestión de contratos y también en infraestructura serán parte de las propuestas que podría recibir Blanco y Negro.
En el otro lado de la vereda, el único equipo chileno que ha ganado la Copa Sudamericana, sigue un rumbo hacia la consolidación.
Si bien cuenta con altos ingresos, su margen operacional es bajo debido a los altos costos formativos que debe imprimir con su máxima de generar futbolista de selección.
“En la medida que los jugadores que lleguen al primer equipo funcionen adecuadamente, y rindan, se debería generar la segunda etapa del proceso de desarrollo/formación, que incluye la salida al exterior (mercado interno o mercado internacional), la realización de una transacción, y la generación de recursos para el club, los cuales ayudan a retroalimentar el proceso”, acota el gerente general de Azul Azul, Cristián Aubert.
Por lo mismo, al interior de Azul Azul se han tomado en serio el trabajo de diversificar sus ingresos. La idea es dejar atrás la dependencia de los recursos que llegan de forma extraordinaria con la venta de sus jugadores.
Eso sí, los contratos que ha logrado en la venta de sus cracks le han permitido, al igual que Universidad Católica, imponer sus derechos formativos.
Ejemplo de ello es que cada vez que se ha movido en su periplo por Europa el delantero Eduardo Vargas, y que brillara en la Sudamericana, los ejecutivos de Azul Azul son los más contentos.
“La venta de jugadores es sólo una parte de los ingresos del club. No existe dependencia de la venta de jugadores. La venta de jugadores es uno de los ítems de ingresos del club. También hay varios otros”, acota Aubert.
Mientras en Universidad Católica hoy los ejecutivos de Cruzados tienen puestos sus ojos en un eventual aumento de capital.
No obstante, su presidente, Luis Larraín, recalca que los ingresos a fin de cuenta dependen del éxito deportivo.
En consecuencia, las alzas o bajas de las acciones de las sociedades controladoras juegan un papel fundamental.
“En la medida que tienes más éxitos deportivos tienes más posibilidades de vender más camisetas y entradas”, acota el académico de la Universidad Católica.
¿Ha hecho un balance desde la apertura en bolsa frente a los resultados que han obtenido Azul Azul y Blanco y Negro?
“El balance nuestro es positivo en términos de ingresos y gastos. En términos de resultado económico las sociedades pasan por distintos momentos. El año pasado tuvimos utilidades que no son muy altas y del orden de $300 millones, pero los años anteriores tuvimos pérdidas”, reflexiona el timonel de Cruzados.
Hoy el escenario para el club de San Carlos de Apoquindo es cada vez más auspicioso.
Con una capitalización bursátil de US$18,02 millones se alista para su primer aumento de capital.
En su momento la fundación decidió que el 80% de las acciones pasaran a manos privadas.