Del análisis de más de un millón de transacciones bursátiles, la Superintendencia de Valores pudo constatar la existencia de una secuencia de operaciones de compra y venta de acciones, con patrones comunes y reiterados en el tiempo y con el concurso de los mismos participantes, estableciéndose de esta forma la existencia de un esquema coordinado de operaciones.
Este complejo esquema benefició directa y económicamente al presidente de las Sociedades Cascada, Julio Ponce (US$128 millones), y a personas cercanas a él que participaron de diversas formas en dicho esquema (Sociedades Relacionadas, Vinculadas e Instrumentales, que se beneficiaron por unos US$200 millones en total). Lo anterior, en desmedro económico y contra el interés social de las Sociedades Cascada (detrimento de US$300 millones), que tenían además otros inversionistas como los fondos de pensiones y fondos de inversión.
En fácil, las sociedades cascada vendían acciones a bajo precio a sociedades ligadas a Ponce, quien luego vendía a un mayor valor a la misma Cascada.