Las perspectivas de crecimiento para el próximo año se mantienen en niveles en torno al 3%. Sin embargo, se debe tener el cuidado de no dar por garantizada una recuperación, aunque esta sea modesta, de la economía chilena. Sería cometer el mismo error en el que incurrió la administración de Michelle Bachelet, al dar por sentado que la actividad económica se expandiría un 5% bajo este Gobierno. En este sentido, no deja de ser importante la advertencia que realizó esta semana la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): el principal riesgo para Chile es que no se logre recuperar la confianza.
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El organismo internacional pronosticó una expansión del PIB de 2,9% para 2018 e igual número para al ejercicio siguiente. A juicio de la entidad, la confianza empresarial y las exportaciones están siendo apoyadas por las tasas de interés históricamente bajas, por una mayor demanda externa y por mejores precios del cobre. Sin embargo, precisó que esta mejora está ocurriendo a paso lento, lo que podría significar un riesgo para el país en materia económica.
Esta advertencia que hace la OCDE es relevante tenerla presente, y por ello es que se deben continuar cuidando las expectativas, lo que es particularmente importante en este período eleccionario en el cual los discursos tienden a agudizarse o polarizarse. En este escenario, mensajes populistas que apunten a un mayor gasto sin un adecuado respaldo, claramente generan incertidumbre, y la incerteza es uno de los peores ingredientes para la confianza entre quienes deben tomar decisiones de inversión, lo que se traduce rápidamente hacia las expectativas de los consumidores.
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