El 12 de septiembre pasado, Costa Rica cumplió casi 80 días operando con energía eléctrica proveniente sólo de fuentes renovables de forma continua, según lo informó el Centro Nacional de Control de Energía (CENCE) de ese país.

En lo que va del año, lleva más de 150 días operando bajo esa matriz, algo que fue celebrado por el Gobierno, el sector privado y la ciudadanos. El último día registrado que fue necesario utilizar el “respaldo térmico” fue el 16 de junio, debido a que en el verano se reducen las lluvias y su fuente hidroeléctrica (la principal) baja considerablemente. Sólo en agosto, esta fuente aportó el 80% de la matriz total.

Costa Rica es la envidia de muchos países que quieren ser 100% ERNC (energías renovables no convencionales), especialmente de algunos europeos, como Alemania, que lleva dos décadas en una fuerte transformación. Incluso Chile, que ya hizo su apuesta por ERNC con un énfasis en el sol, mira con interés a esta nación centroamericana de menos de 5 millones de habitantes, con la cual siempre compite en la región en calidad de vida, facilidad para hacer negocios, ingreso per cápita, entre otros.

Historia limpia

La decisión de ser más limpios en términos energéticos no está influenciada por la actual preocupación mundial por el cambio climático ni por el Protocolo de Kioto de fines de los ’90. Comenzó mucho antes.

En 1946 se creó el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), definiendo desde un principio que se utilizarían los recursos naturales para la generación eléctrica, lo que dio pie al desarrollo de varios proyectos hidroeléctricos. A fines de los ’70 esta entidad se dio cuenta de que Costa Rica no podía depender sólo del agua, al ser poco confiable en años de sequía. Acto seguido, instalaron la primera planta geotérmica para, en la siguiente década, incluir también a la tecnología eólica.

Sin embargo, no fue suficiente. “Definimos como país que nos inclinaríamos por fuentes renovables, pero en algún momento de la historia, tuvimos que tomar la decisión de construir plantas de combustibles fósiles, como respaldo cuando no hay suficientes recursos naturales”, comenta Irene Cañas, viceministra de Energía y Gestión Ambiental de Costa Rica. “Por eso, los combustibles fósiles se utilizan únicamente cuando no tenemos suficiente agua, viento o geotermia”, enfatiza Cañas. Algo que claramente pasa muy de vez en cuando, debido al gran nivel de lluvias de ese país.

Según Peter Horn, CEO de Heliplast y especialista en energías renovables, en Chile deberíamos seguir las lecciones de Costa Rica, en cuanto a aprovechar lo que tenemos más a mano: el sol en el norte y el agua en el sur. “La negativa de construir Hidroaysén fue un decisión poco inteligente como país. Si siguiéramos el modelo de Costa Rica no dependeríamos tanto de la explotación de carbón, el gas o los combustibles fósiles. Si bien hemos avanzado muy fuerte en energía solar y eólica (ya hay cerca de 2GW instalados), debemos apostar por la hidráulica”, comenta el ejecutivo.

“Para llegar a ser autosuficiente, debemos tener líneas de transmisión, las que se construyen con torres. Lo más lógico es que con la unión eléctrica del SIN con el SING, durante el día la energía solar fluya hacia el sur y por la noche, la energía hidroeléctrica fluya hacia el norte del país”, agrega Horn.

Pero si comparamos ambos países, ¿es un factor relevante la población y territorio? Costa Rica tiene casi 5 millones de habitantes y una superficie de 51 km², mientras que Chile tiene más de 17 millones de almas y 760 km2.

La viceministra costarricense responde con un rotundo no. “Los países con más población y área, también tienen más recursos. Si bien son muchas las variables a considerar, la principal es tomar una definición como país, independiente del tamaño. Nosotros, lo hicimos por tener una matriz renovable”, apunta Irene Cañas.

Crecimiento

El objetivo de esta nación centroamericana no es sólo dejar de depender de las energías sucias, sino también crecer en base a lo que ya existe y comenzar a explorar con energía solar. Por ejemplo, hace una semana inauguraron el centro eléctrico más grande de Centroamérica con 305,5 MW de energía renovable. Se trata del rediseño de la planta hidroeléctrica Reventazón, construida el 2010, cuya operación estará completa antes de que termine el año.

Además, el año pasado, el ICE lanzó el Séptimo Plan Nacional de Energía 2015-2030, que, por primera vez en la historia costarricense, tuvo un fuerte componente de participación ciudadana y de todos los sectores del sector energético.

Esta ruta de navegación, no sólo establece metas en el corto, mediano y largo plazo, sino también pone objetivos al sector transporte y al sector energético. “Es un plan que nos dibuja un horizonte totalmente nuevo para el país, un horizonte al cual le apostamos a la descarbonización de la economía costarricense, pasando por la carbono neutralidad en el año 2021. Esto hace que efectivamente Costa Rica esté dentro de los países más ambiciosos del planeta con respecto al uso de los combustibles fósiles”, comentó durante el lanzamiento Edgar Gutiérrez, Ministro del Ambiente y Energía de Costa Rica.

También existe un proyecto para implementar tres plantas geotérmicas nuevas, de 150 MW cada una y se acaba de realizar el primer concurso para el desarrollo de la primera planta fotovoltaica del país. Incluso, por ley, toda planta de desarrollo privado debe ser renovable, lo que ha incentivado bastante la tecnología eólica y, lógicamente, la hídrica.

Otro paso es comenzar a exportar energía, para lo cual aún falta solucionar algunos temas. “Poseemos toda la tecnología para exportarla a otros países de Centroamérica, pero nuestros vecinos aún deben hacer inversiones en sus líneas de transmisión ara soportar la capacidad que inyectaríamos. Tristemente, hemos tenido que verter agua de los embalses porque no ha sobrado la energía y no hemos podido inyectarla al mercado”, concluye la viceministra de Energía y Gestión Ambiental del Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica.