Hace una semana Nikolas Cruz de 19 años ingresó armado a una escuela en Florida y mató a 17 personas, entre alumnos y funcionarios. Si bien este episodio volvió a instalar el debate sobre el control de armas en Estados Unidos –de hecho, el presidente Donald Trump propuso darle armas a profesores con adiestramiento especial- algunos ciudadanos han comenzado a tomar medidas propias para prepararse para este tipo de acontecimientos.
La compañía especializada Bullet Blocker, que tiene una sección dedicada a la "seguridad escolar", declaró al Huffington Post que las ventas de sus mochilas reforzadas con Kevlar –cuyo valor se ubica entre US$200 y US$500- han aumentado un 30% desde el tiroteo.
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La empresa Guard Dog Security dijo al mismo medio que desde el miércoles se quedaron sin stock de este tipo de mochilas. Lo mismo le pasó a la compañía McArmor.
Para el mercado ya es casi normal que tras ataques de este tipo se vean alzas en estos productos. El fundador de Bullet Blocker, Joe Curran, creó la empresa luego de la masacre de Virginia Tech en 2007 con el objetivo de proteger a sus hijos. Curran dijo al Boston Herald que el aumento en la compra de mochilas antibalas también se dio luego del tiroteo de la escuela Sandy Hook en 2012.
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Diferentes compradores explican que las mochilas les dan una sensación de seguridad, además que hay diferentes tipos y con diferentes colores, como rosado y azul, de modo que la tecnología antibala y el peso –que puede superar los 2 kilos- pasan prácticamente desapercibidas.
De todas formas, hay expertos que advierten de la efectividad las mochilas y las prendas antibalas en situaciones como la de la escuela de Florida ya que estos productos protegen de una bala de un arma de fuego pero no de un rifle como el AR-15 utilizado por Cruz, el mismo que fue utilizado por Stephen Craig en octubre en Las Vegas.
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