Nivel 0: sólo el conductor
Este es el primer nivel con que la SAE clasifica a los distintos tipos de vehículos. En esta categoría, las máquinas no poseen ninguna clase de autonomía o capacidad para que se muevan de forma independiente e inteligente. Aunque estos móviles sí tienen sistemas de alerta luminosa o sonora, para advertir sobre los peligros de las carreteras y autopistas. Por ejemplo, los sensores de estacionamiento y los intermitentes. Además, estos vehículos requieren que en todo momento haya un conductor u operador al volante. Los niveles de conducción autónoma aparecen descritos, junto a otras consideraciones y definiciones, en el estándar SAE J3016, el que fue publicado en enero de 2014. Además, este documento indica que hay tres actores fundamentales en esta tecnología: el conductor (humano), el sistema de movilidad automatizada y el resto de la infraestructura del aparato en cuestión.
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Nivel 1: control crucero y corrección de carril
En esta categoría se ubican los vehículos que poseen tecnologías de autonomía básica, como el control crucero o sistemas de corrección de carril. Estas mejoran la seguridad durante los traslados por carreteras y autopistas. Además, ayudan a mejorar la experiencia del conductor. Entre estos desarrollos, el más conocido es el asistente de velocidad. Este permite al vehículo mantener un impulso constante, gracias a la regulación de la válvula de aceleración o throttle. Los primeros avances en ese sentido se produjeron en 1910, cuando la firma Peerless implementó un regulador centrífugo en un automóvil. Aunque los controladores de velocidad modernos se inventaron en 1945 por el inventor e ingeniero mecánico Ralph Teetor. De este modo, el primer vehículo con el sistema de Teetor fue el Chrysler Imperial en 1958. Su tecnología calculaba la velocidad basándose en las rotaciones del palier, entre otras técnicas.P
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Nivel 2: conducción semiautónoma
En esta categoría, el vehículo cuenta con sistemas de automatización tanto para el control de movimientos laterales como longitudinales o ambos a la vez. A partir de este nivel, el automóvil se puede denominar como semiautónomo. Esto quiere decir que obligatoriamente debe haber un conductor al volante y que este se tiene que mantener siempre alerta a las condiciones de la carretera. La razón, el móvil puede no responder de manera precisa ante una emergencia. Aún así, esta tecnología es útil para mejorar la experiencia al volante y la seguridad sobre las pistas. Un ejemplo de esto es el Mercedes Benz Clase E. Este entró al mercado mundial a principios de 2016 y se destaca por su tecnología Drive Pilot, la que es capaz de evitar que el vehículo abandone la calzada sin la necesidad de que existan líneas de carril. Este es el primer vehículo en incorporar masivamente una innovación de este tipo, pero ya existen otras marcas que están haciendo innovaciones al respecto.
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Nivel 3: conducción autónoma en pistas o ambientes controlados
En el nivel 3, los vehículos pueden circular de forma autónoma en ambientes controlados como circuitos y pistas de carrera. Los automóviles de esta categoría son capaces de completar recorridos sin ayuda del conductor. La condicionante de estas máquinas es que debe haber un humano al volante, de manera de tomar el control del vehículo en caso de que exista un contratiempo. Es por este motivo que el conductor debe ir siempre atento a las condiciones de manejo. Por ejemplo, en esta categoría se puede encontrar el sistema Autopilot de Tesla, el cual se instaló por primera vez en el Model S del gigante tecnológico. Esta función se debe activar de forma voluntaria por el propio conductor. Una vez iniciada, su central inteligente realiza constantes comprobaciones para asegurarse que quien dirige el vehículo permanece atento y con las manos en el volante. Además, posee un sistema de alerta sonora y visual en caso de que no se cumpla con estos exigentes requisitos de seguridad.
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Nivel 4: manejo sin supervisión del conductor
Los vehículos pueden moverse sin supervisión del conductor, pero en áreas pequeñas donde el automóvil tenga la posibilidad de acceder a suficiente información para no depender de un humano. En la actualidad, los desarrollos más avanzados se encuentran en este nivel. Así, los ocupantes de la máquina pueden desentenderse de la operación, dedicando tiempo a otras actividades, como leer o visualizar contenido multimedia. Una de las empresas que ha avanzado más en esa línea, es la tecnológica Google. Desde 2012, esta compañía tiene licencia para probar vehículos autónomos en algunas zonas de Estados Unidos. Pero también existen otras organizaciones que están trabajando en ese sentido. Volvo y Uber anunciaron el año pasado una alianza para la operación de 24.000 SUV CX90, flota que se transformará en la primera de su tipo y que tuvo un costo de US$1.000 millones. En tanto, otras marcas como BMW, Citröen y Audi también están realizando pruebas.
Nivel 5: Sin conductor
En este nivel, el sistema autónomo cuenta con detección y respuesta ante objetos y eventualidades de manera completa. Esto quiere decir que ya no es necesario que exista un conductor para intervenir en caso de que ocurra una emergencia o se produzca un fallo en el sistema. De este modo, la máquina puede circular por zonas urbanas, rurales y carreteras sin límites. Además, no existen condicionantes ni restricciones. Esto quiere decir que el automóvil puede moverse bajo cualquier condición urbana y climática. Si bien no existen vehículos que estén operando bajo este concepto, las marcas ya han desarrollado algunos modelos conceptuales. El cambio más rupturista es que muchos de estos vehículos no incluyen asiento de conductor ni volante. Además, disponen de mayor espacio interior y una mejor oferta de dispositivos multimedia. El objetivo es transformar al automóvil de uso doméstico en un centro de entretenimiento. Esto, mientras se traslada del punto A al B.