China e India representan más de un tercio de la población mundial y a menudo son consideradas como las dos economías emergentes más promisorias. Son, respectivamente, la segunda y la décima economía más grande del mundo y en conjunto representan casi el 20% del PIB global. Sin embargo, no veremos a ninguno de los dos representados en el Mundial de Fútbol que se desarrolla en Brasil. De hecho, mientras Chile -que es apenas la economía 39 del mundo- está entre las 14 mejores selecciones de fútbol del mundo, China ocupa el lugar 103 e India está en el puesto 154, según el ranking FIFA.
Los logros de China en eventos deportivos incluyen haber ganado más medallas olímpicas que cualquier otro país. Mientras, India tiene una población joven en crecimiento. Pero ninguno de los dos países brilla en fútbol debido a la baja cantidad de jugadores en ambos países, el limitado éxito de China en los deportes de equipos y a la pobre infraestructura y administración en India. “Si bien la popularidad del deporte es alta en China y va en alza en India, es poco probable que participen en una final de un Mundial de fútbol en los próximos 20 años a menos que se hagan cambios significativos”, escribieron economistas de Goldman Sachs recientemente en un informe.
Pese a que los chinos son fanáticos de ver el fútbol por TV, no muchos en ese país lo practican. De hecho, el número de jugadores registrados (711.235, según el sitio web de la FIFA) es cerca de la mitad de los jugadores en Holanda (1,138 millones), un país que tiene una población más pequeña que ciudades como Beijing o que Shangai.
Los deportes competitivos en China están dominados por el Estado, cuya prioridad ha sido maximizar el número de medallas del país, especialmente en los Juegos Olímpicos. “Ganar un gran número de medallas ha mostrado ser muy popular, y es más eficiente invertir en un gran número de deportes relativamente menores que en fútbol”, destaca el informe. ¿La razón? En el fútbol hay un número limitado de medallas y es mucho más difícil destacar en esa especialidad.
El desempeño de China en el fútbol debiera mejorar en los próximos años, especialmente si es capaz de desarrollar un sistema sustentable que ofrezca un alto estándar de entrenamiento a un gran número de jóvenes. A esto se suman los entrenadores europeos e inversionistas que están apostando por los equipos chinos. “Pero convertirse en un país con fútbol de primer nivel con opciones reales de ganar un Mundial será un proceso largo y se necesitaría un par de generaciones más antes que eso ocurra”, asegura Goldman Sachs.
El caso de India es similar. Pese a que 30% de sus 1.200 millones de habitantes tienen entre 10 y 24 años, India nunca ha calificado para un Mundial.
¿Qué los tiene rezagados? Según Goldman Sachs, son varios los factores. En primer lugar, la pobre infraestructura: los estadios de fútbol en India carecen de las instalaciones básicas. En segundo lugar, el énfasis en el cricket: el fútbol enfrenta una intensa competencia de otros deportes, como el cricket, que es el más popular y atrae a auspiciadores y la atención mediática. El tercer factor es la falta de urbanización: el fútbol es jugado principalmente en áreas rurales y a los jugadores les cuesta alcanzar un nivel nacional debido a la falta de apoyo estatal. Finalmente está el problema de la débil administración y la falta de entrenamiento.
Algunas de las medidas tomadas recientemente son alentadoras, como la creación de la Super Liga India, que reúne a los cuerpos futbolísticos del país, empresas y celebridades en una sola plataforma. A esto se suman los esquemas de cazatalentos de la Premier League inglesa. Aún así, “el horizonte de 20 años probablemente es muy corto para que India llegue a la final de un Mundial”, destaca Goldman Sachs.
Todo parece indicar que todavía quedan generaciones para ver a estas dos potencias emergentes triunfar en el fútbol a nivel mundial.