Con una elección presidencial que se avecina en Brasil en octubre, los instintos sugieren que si la Seleção consigue levantar el trofeo de campeón mundial el 13 de julio podría  −al menos temporalmente− unir al país en beneficio de la centro-izquierda, conglomerado al que pertenece Dilma Rousseff, cuya popularidad ha ido menguando.

Así que en una nación donde el “jogo bonito” es decididamente un juego de suma cero, ¿deberían los inversionistas apostar a favor o en contra de los anfitriones?

“Si usted alienta al equipo brasileño, no está alentando su mercado de valores”, dice Jorge Mariscal, director general de inversiones de los mercados emergentes de UBS. “Si el equipo lo hace bien, Dilma puede empaparse de la gloria de Brasil siendo campeón. Pero si Dilma pierde [popularidad como resultado de no ganar], entonces los mercados subirían”.

La razón es que muchos inversionistas consideran a Dilma como una estatista e intervencionista y prefieren ver que la presidencia vaya a uno de los dos candidatos más amigables con el mercado en octubre.

“Hay una relación inversa entre la popularidad de Dilma y las acciones”, dice Mariscal. Pero, ¿esta afirmación puede retener las aguas?

La disminución en sus niveles de aprobación desde marzo ha coincidido con un rally en el índice de acciones Bovespa. Pero si bien hay una cierta correlación en los últimos meses, sería un salto de lógica inferirlo como causa directa.

Para empezar, las acciones brasileñas se han estado recuperando de la venta masiva de activos de los mercados emergentes a finales de enero que fue desatada por la fuerte devaluación del peso argentino.

El índice Bovespa también perdió un 24% el año pasado debido, en gran parte a la “taper tantrum” de mayo de 2013, cuando los inversionistas de EM se apresuraron a salir después de que la Reserva Federal de Estados Unidos anunciara que reduciría su programa de compra de activos.

“No veo ningún tipo de presión a la baja en este momento, creo que ya hemos tenido un ajuste muy importante”, dijo recientemente a Financial Times Joaquim Levy, director ejecutivo de la tercera gestora más grande de fondos de Brasil, Bradesco Asset Management.

Tampoco es una opinión consensuada que la victoria sería algo malo para las inversiones, aunque esto tampoco significa necesariamente una ola de optimismo.

Los países anfitriones de la Copa Mundial suelen gozar de un buen comportamiento del mercado de valores durante el mes después del evento, de acuerdo con un informe publicado antes del torneo por Goldman Sachs. Sin embargo, mientras la nación ganadora supera el mercado global en un 3,5% en las primeras cuatro semanas, esto tiende a desaparecer después de tres meses.

En promedio, el estímulo del trimestre disfrutado por los campeones es seguido por una caída en el desempeño cercana al 4% en el año después del torneo.

“El mensaje parece ser: disfrutar de los beneficios hasta que se agoten”, concluyen los autores del informe de Goldman.

Se acordó ampliamente entre los banqueros que Brasil era el favorito de cara a la competición. Sin embargo, algunos inversionistas se están preparando para los riesgos asociados con la derrota.

“Estoy listo para cambiar a la baja la proyección sobre el real brasileño, si la selección nacional no hace su juego”, dice Benoit Anne, jefe de estrategia de mercados emergentes de Société Générale.

Él calcula que hay margen para que la moneda caiga desde R$2,23 a R$2,3 por dólar y para que las tasas de interés local a corto plazo suban hasta 70-75 puntos básicos, si Brasil es eliminado pronto.

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