El 18 de mayo, un sonriente Mark Zuckerberg hizo sonar la campana de apertura del Nasdaq. El director ejecutivo de Facebook de 28 años tenía motivos para estar alegre.
La acción de su ex proyecto gestado en la Universidad de Harvard estaba a punto de debutar en US$38 la acción, valuando al gigante en US$104.000 millones.
Tres meses después, pocos dudan de que Zuckerberg ya no está tan satisfecho con la oferta pública inicial. El martes, lanzó una declaración pública comprometiéndose a no vender sus acciones durante al menos un año después de que las acciones de Facebook cayeron a US$17,85, su menor precio desde que comenzaron a transarse.
Si bien la caída dramática de Facebook se puede deber a razones de idiosincrasia, Zuckerberg no está solo en su triste experiencia de Oferta Pública Inicial (IPO). Hay una serie de otros inicios de aperturas bursátiles que han fracasado en los últimos meses. Una gran cantidad de información menos visible indica que algo ha ido mal en el mundo de las IPO.
El volumen total anual de las IPOs en EEUU ha caído desde sus máximos pre-crisis de US$91.000 millones a US$37.000 millones este año. En números absolutos, el mercado se ve incluso peor. Desde el estallido de la burbuja puntocom, hay un promedio de 128 IPO al año. Antes de 2001, había un promedio de 539 al año.
Si bien algunos banqueros están ilusionados con que pronto puedan dar vuelta a los mercados, con lo que dicen es un número récord de empresas que esperan para abrirse a bolsa, otros participantes del mercado sostienen que grandes porciones del mercado IPO están simplemente quebrados. Ahora están impulsando una serie de ideas inusuales para arreglarlo, incluyendo el aumento del tamaño de las transacciones individuales conocidas como “tick sizes” (la mínima cantidad que el valor del mercado puede variar) para las pequeñas empresas.
La idea es que el aumento del tamaño de las operaciones eventualmente aumente la liquidez en las acciones.
David Weild, jefe de mercados de capital de la consultora Grant Thornton, es un gran defensor de la idea. Weild ha sido fundamental en desarrollar la JOBS Act, la reciente legislación destinada a impulsar la capacidad de las pequeñas empresas para obtener capital en los mercados.
Esta semana, Weild publicará un estudio argumentando que los cambios en la estructura del mercado de valores en general han eliminado los incentivos económicos que una vez llevó a los creadores de mercado, como los grandes bancos de Wall Street, a que apoyaran a las pequeñas IPOs.
Sin embargo, con la creación de capital y la suerte de las pequeñas empresas en el foco principal por el que los políticos compiten, los veteranos influyentes del mercado, como Weild tienen una oportunidad de sacar adelante sus ideas.
Es, después de todo, un año electoral y hay una gran cantidad de estadísticas de IPO y anécdotas embarazosas para llamar la atención del público. Un temporalmente castigado Mark Zuckerberg es uno de ellos.
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