Las compañías están viviendo una evolución en la consideración que sus ejecutivos tienen respecto de la sustentabilidad, concepto que se canaliza en las organizaciones a través de la práctica de la Responsabilidad Social (RS). Tradicionalmente existió un enfoque de actuación reactiva ante incidentes con repercusión pública, para evitar crisis reputacionales y sanciones que pudieran afectar a los resultados de la compañía. De este escenario, donde ni siquiera se contemplaban actuaciones de RS en los presupuestos, se pasó a la incorporación de partidas fundamentalmente para programas comunitarios, que eran vistas como un “gasto necesario”. El salto definitivo lo estamos viviendo ahora. Una reciente encuesta de PwC a ejecutivos de compañías de América Latina, indica que el 88% espera aumentar el compromiso de sus organizaciones con la sustentabilidad en los próximos tres años. Que ello se produzca o no dependerá en gran medida del grado en que sean percibidos internamente los beneficios de ser socialmente responsable y el retorno económico que se obtiene. Si bien el listado de aportaciones de la RS a las compañías es amplio, los ejecutivos consultados señalan en un 74% la mejora en la marca y reputación de la compañía, detonante a su vez de la captación y retención del talento, la atracción de inversionistas, la consecución de mejores condiciones de acceso a créditos y la fidelización de clientes, entre otros beneficios. Como consecuencia se obtiene además una mayor ventaja competitiva, beneficio que señala a su vez el 33% de los encuestados. Qué la integración de la RS en las compañías aporta ventaja competitiva ha sido esgrimida además por diferentes autores, entre los que caben destacar M. Porter y M. Kramer (Strategy and Society, 2006), habiendo sido reconocido además por parte de los agentes tradicionalmente reacios a la RS como The Economist (Just good business, 2008).
En este viaje que está experimentando el mundo empresarial, el otro gran avance, que se vincula mutuamente con el de la rentabilidad económica, es la integración de la sustentabilidad en la estrategia de negocios, situación en la que se manifiestan encontrar el 49% de los ejecutivos encuestados por PwC en la región, y que marca diferencia con el 31% que aunque considera a la sustentabilidad entre los temas prioritarios todavía no ha llegado a ese nivel.
En definitiva, nos encontramos ante una transición a nivel global en cómo se percibe e integra la sustentabilidad, cambio que en nuestra región comienza a pisar el acelerador.
*Senior Manager de PwC Chile.