Estados Unidos establecerá un impuesto de una sola vez del 20% a los US$2 billones (millones de millones) estimados en efectivo que mantienen las multinacionales estadounidenses en el extranjero, a raíz de una propuesta de los demócratas en el Comité de Finanzas del Senado, que reformaría la política fiscal internacional.
La propuesta de Max Baucus, legislador de Montana que preside el panel, se dio a conocer ayer como una manera de impulsar una nueva versión mucho más radical del código fiscal de EEUU, que se enfrenta a perspectivas políticas inciertas.
El objetivo principal es frenar la práctica ampliamente adoptada de las empresas estadounidenses de mantener sus ganancias en el extranjero para evitar pagar una tasa de 35% de impuestos - una de las más altas del mundo desarrollado - que se aplica al dinero repatriado.
Pero también generaría más de US$200 mil millones en ingresos para el gobierno estadounidense, que podría ser utilizado para reemplazar los recortes automáticos del gasto conocidos como "sequestration", financiar otras medidas de estímulo como la infraestructura, tasas de impuestos más bajas en otros lugares o reducir el déficit.
La propuesta de Baucus se produce en medio de un debate global sobre la tributación de las empresas multinacionales, que han utilizado esquemas elaborados para transferir las ganancias a jurisdicciones de bajos impuestos.
El tema ha sido prioritario en la agenda de las cumbres del G8 y el G20 de este año.
El plan sería "reducir las distorsiones, hacer que el código sea más competitivo, eliminar el efecto de bloqueo y, obviamente, fomentar el empleo y la inversión en EEUU", dijo un asesor demócrata en el Senado.
Sin embargo, el plan de Baucus refleja un amplio consenso bipartidista de que el sistema de impuestos corporativos de EEUU, con su alta tasa y la gran cantidad de recortes de impuestos, están perjudicando la capacidad de las empresas estadounidenses para competir a nivel internacional.
Si es aprobada, los cambios en el sistema fiscal internacional se combinarían con la eliminación de algunas exenciones de impuestos corporativos domésticos y una reducción en general de la tasa de impuestos corporativos de EEUU a entre 25% y 30%, una vieja meta de los grupos empresariales.
Un impuesto de una sola vez sobre las ganancias acumuladas en el extranjero, que sería pagado durante 8 años, podría ser visto como un castigo. Y prohibiría a las empresas estadounidenses deferir sus impuestos sobre las ganancias internacionales hasta que sean devueltas a EEUU, como lo hacen hoy.
El plan acercaría a Estados Unidos hacia de un sistema "territorial" de impuestos que es común en la mayoría de las economías avanzadas, pero preservaría los elementos del sistema mundial actual.
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