Cuando Antonio Villaraigosa, el alcalde de Los Angeles, tomó la palabra para dar inicio a la convención demócrata de tres días, se aseguró de gritar el hecho de que el evento era "el más diverso de la historia".
"Verán gente de todas las clases sociales: ricos, pobres, blancos, negros, latinos, asiáticos, cristianos, judíos y musulmanes", dijo Villaraigosa, quien preside la convención en Charlotte.
Tan orgulloso como puede estar de los participantes de la convención, los comentarios del alcalde también reflejan el cálculo político que -el partido espera- impulse a Barack Obama a un segundo período en la Casa Blanca en noviembre.
Con los republicanos dependiendo más que nunca de los votos de los ancianos y de los estadounidenses blancos, los demócratas están determinados a usar la convención de Charlotte a apalancar la coalición que están llevando a la elección presidencial de noviembre.
Las mujeres solteras con profesiones universitarias, hombres blancos profesionales, afroamericanos, latinos y liberales sociales forman el núcleo de la coalición que su campaña está tratando de reforzar en Charlotte.
"Todo lo que ha hecho Obama desde que decidió dejar de gobernar y comenzar a hacer campaña el año pasado ha apuntado a intensificar esta coalición, no a ampliarla", plantea William Galston, del Brookings Institution, quien trabajó en la administración de Bill Clinton.
Pero tratar de responder a las demandas de una coalición diversa representa peligros para el presidente, a medida que las políticas y los pronunciamientos hechos para las secciones podrían alejar el apoyo de otros grupos que antes apoyaban a los demócratas.
Alguna vez el partido de la clase blanca trabajadora, durante los últimos 40 años, los demócratas han defendido causas a favor de la igualdad de derechos para los negros, mujeres y más recientemente homosexuales, medidas que han socavado su antigua base.
Sólo en los últimos meses, Obama ha anunciado nuevas reglas que permiten a ciertos inmigrantes ilegales obtener la residencia en Estados Unidos, ha apoyado el matrimonio entre personas del mismo sexo y ha impulsado medidas para extender la disponibilidad de métodos anticonceptivos para mujeres pese a las objeciones de la jerarquía de la iglesia católica.
"Con una serie de mensajes para un grupo se corre el riesgo de apagar al otro", dijo Mike Franc, del think tank de Washington Heritage Foundation.
Los obreros volvieron de alguna manera al partido demócrata en las elecciones de 2006 y 2008 pero votaron por los republicanos con cifras récord en las elecciones de mediano plazo de 2010, según las encuestas.
Como presidente, Clinton tuvo cierto éxito en atraer a los obreros de vuelta a las filas demócratas, algo que la campaña de Obama está tratando de replicar. Clinton también construyó puentes con miembros senior de la comunidad empresarial, pero "esas relaciones colapsaron" bajo Obama, según Galston.
"Obama no podría encontrar maneras de administrar esta tensión entre la izquierda populista del partido y el lado pro empresarial", planteó.
Los delegados que llegaron hasta el lugar de la convención para su inauguración reflejaron esta coalición del siglo XXI de Obama. Un 27% de los delegados son afroamericanos, por sobre el 24% registrado hace cuatro años, 50% son mujeres y la delegación latina es sustancialmente mayor, según funcionarios de la convención.