El constante derretimiento del Ártico, es la principal razón que motiva a las empresas coreanas a navegar por nuevas rutas comerciales. De esta forma, a fines de agosto, un buque cisterna zarpará desde Corea del Sur a Rotterdam, ciudad situada al oeste de los Países Bajos. No hay nada que ese puerto tenga de especial. Lo que es inusitado es la ruta: por encima de Rusia, en aguas que alguna vez estuvieron tapadas de hielos, ahora ya derretidos. Así, el buque navegará 15.000 kilómetros en un mes, contra el viaje de 40 días y 22.000 kilómetros que se hacía a través del Océano Índico y el Canal de Suez.

Durante años, los rusos coparon estas aguas y unos pocos buques mercantes europeos pusieron a prueba la ruta. Pero la llegada de los coreanos, con su enorme flota mercante y sus grandes ambiciones, podría cambiar el juego. También podría hacerlo China. Un buque de carga de la empresa estatal China Ocean Shipping Group Co. ya se dirige hacia la ruta septentrional.

El gobierno surcoreano tiene planes de desarrollar puertos a lo largo de la parte rusa de la ruta del Océano Ártico y darle incentivos a las navieras que usen la vía. Según estimaciones de Estados Unidos, en el curso de entre tres a cinco años, el Océano Ártico podría ya no tener hielo durante el verano. Además, se calcula que para el año 2050, es probable que los buques no necesiten ir acompañados de rompehielos.

En otro ámbito, un tercio de las reservas de gas natural no descubiertas y el 13% del petróleo no descubierto se encuentran bajo el casquete polar de hielo. Rusia desarrolla campos en el Ártico que podrían ser fuente de exportaciones de gas hacia los países asiáticos, y Corea quiere tomar parte en ese negocio.