Analistas e incluso funcionarios del Partido Comunista ahora preguntan si la burbuja inmobiliaria del país se está desinflando o estallando luego de que las ventas a nivel nacional cayeran 7,8% en comparación con el mismo periodo de 2013.
La inversión inmobiliaria es el motor más importante de la economía china y factor crucial en la demanda de commodities y precios a nivel global. Según los datos entregados por el gobierno ayer, los proyectos de construcción nuevos cayeron 22,1% en los primeros meses en comparación con 2013.
Los problemas en este sector también tiene implicancias en el sistema financiero del país, en particular en la banca en las sombras, la cual ha prestado enormes montos a desarrolladores y depende de terrenos altamente cotizados como garantía.
“Expectativas autocumplidas de la caída de los precios de las viviendas, dificultades financieras entre los desarrolladores que están detrás de una economía altamente apalancada con enormes deudas de los gobiernos locales, y un sistema financiero frágil con un gran sistema de banca en las sombras, sugiere que los riesgos de un ajuste desordenado (en la economía china) son reales”, explicó el economista jefe para China de Barclays, Jian Chang.
A pesar de toda la discusión acerca de un “mini-estímulo”, Beijing ha sido reacio a tomar medidas fuertes para sostener el crecimiento.
Los líderes tienen miedo de desatar otro auge del crédito y la inversión, que podría exacerbar los ya altos niveles de endeudamiento y la dependencia excesiva de la inversión para el crecimiento económico.
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