"Cuando trabajas con personas que han sido vulneradas en sus derechos no es llegar y hacer un curso de computación, con el data show adelante. Eso es algo que hemos aprendido y aplicado con los cunicultores, con las comunidades en Santiago y en Londres. Eso ha permitido que CDI logre avanzar y desarrollar este tipo de proyectos".

Así explica Eugenio Vergara lo que hace la ONG de la que es director ejecutivo en Chile,  Comité para la Democratización de la Informática, o simplemente CDI, como es mayormente conocida.

Tras un tiempo absorbidos por el programa 200 Barrios en Paz del Minvu, mediante el que se pretendió hacer una intervención desde el estado en los 200 barrios más vulnerables de Chile, ahora CDI quiere retomar una vida más pública. Y lo hacen con la campaña "Desafío mil becas TIC" que busca llevar sus talleres a distintos puntos del país para reducir la brecha digital que separa a quienes saben ocupar internet de quienes no.

"Según datos del Censo, son 5 millones de personas los que no saben enviar un email ni buscar información en internet. Hace 3 ó 4 años eran un 47% los que no sabían, ahora son un 36%. Hablamos de un tercio de la población y de ese tercio, la mitad está en edad laboral. Cuando se habla de la palabra desigualdad, hay que pensar que hay gente que está en el campo y se toma una mañana para ir a sacar un certificado de nacimiento para el colegio, cuando puede hacerlo por internet y gratis", explica Javier Figueroa, codirector ejecutivo de CDI.

"Para nosotros es importante que la persona, no importa quién sea, le vea el sentido al uso de la tecnología. Y puede que se demore un año o un mes en hacer una planilla Excel, o nunca la haga. Pero sí está ocupando la tecnología para mejorar finalmente su calidad de vida y eso lo vemos a cada rato", sigue Vergara.

La metodología viene de Brasil, de Paulo Freire, quien la hizo popular en los años sesenta como una manera de aumentar la alfabetización en su país. Ahí mismo es que surge la ONG CDI, con este proyecto de inclusión digital. Y desde ahí han crecido a unos 10 países, desde Chile a Inglaterra. En Londres, de hecho, están desarrollando el programa Apps for Good, mediante el que jóvenes inmigrantes en condición de vulnerabilidad deben deben desarrollar aplicaciones que resuelvan problemas sociales.

En Chile CDI está desde comienzos de la década de 2000 y lograron una importante notoriedad a mediados de esa década. Luego vino lo de los 200 Barrios, que finalmente se transformó en la implementación de 140 telecentros, en conjunto con universidades y otros organismos,  donde según ambos, gastaron una cantidad de energía y tiempo que no se condice con los resultados. 

"Para tener una idea de lo difícil que era, al principio era un proyecto de tres años y a finales del tercer año, recién se nos autorizó a poner carteles para difundir telecentros. A mí me pasó que fui a un par de estos telecentros, a los que no había ido antes y pregunté a la gente en la calle y nadie sabía nada. Nosotros propusimos trabajar con los vecinos, para lograr no sólo mayor visibilidad... Es que este programa es muy caro. Sólo en infraestructura hay como $25 millones por telecentro. Después hay que agregar los computadores, los recursos que pasaron a las universidades. Estamos hablando de 25 a 30 millones de dólares en total. De los proyectos que nosotros conocemos en inclusión digital comunitaria, esto debe ser de los más importantes del planeta. Y es un proyecto que nadie sabe, por eso nos alejamos", explica Eugenio Vergara.

Después de salir de ahí, decidieron retomar su trabajo con Responsabilidad Social Empresarialpara volver al alma misma de su quehacer: enseñar a quienes no saben, a ocupar lainternet. En el último tiempo han tenido una alianza con la Fundación para la Innovación Agraria, mediante la que han llevado sus cursos a zonas lejanas de los conos urbanos. Los resultados de este trabajo y de los talleres que habitualmente hacen en Santiago, es que un 50% de las personas que los hacen, declaran que  les sirvió para su emprendimiento o para encontrar trabajo.

Hoy la apuesta de CDI es lograr el desafío de las mil becas, a través del compromiso de empresas que puedan financiar este programa mediante Sence.

 CDI fue reconocida en 2012 y 2013 como una de las ONG del Top100 de Global Journal y una de sus empresas en Brasil, fue reconocida como una las mejores empresas B este año.