Chile completó tres años consecutivos de caídas en la inversión extranjera directa (IED) y anotó uno de los mayores descensos anuales dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) en 2017.
Los flujos hacia el país habrían llegado, preliminarmente, a US$6.719 millones el año pasado, lo que equivale a un retroceso de 39,8% respecto de 2016.
Este fue el octavo mayor descenso entre los 32 miembros de la Ocde que recibieron inversión -hubo tres países que sufrieron una desinversión- y se compara con una disminución de 36,7% del bloque en su conjunto. Estas cifras son coherentes con el retroceso de la inversión en Chile, y dan cuenta de que no sólo fueron los empresarios locales los que perdieron el apetito por invertir en el país, sino que también los extranjeros.
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De todos modos, lo que pase en adelante puede cambiar. En la cuenta pública de InvestChile, el director subrogante, Ian Frederick, detalló que la cartera comercial de InvestChile llegó a 199 iniciativas que suman US$ 7.700 millones. De estos proyectos, 31 se materializaron, lo que representa US$ 912 millones a invertir y 2.369 empleos a generar.
Para este año, la agencia planea elevar la cartera de proyectos hasta 218, mientras que las iniciativas materializadas ascenderían a 40.
Es importante que la autoridad logre destrabar las inversiones que están en la tubería esperando que les den el visto bueno, lo que adquiere vital trascendencia en un contexto en que si bien la menor inversión estuvo influenciada por el ciclo de las materias primas a nivel gobal, claramente situaciones como las del proyecto minero-portuario Dominga -en las que existen acusaciones de presiones políticas-, o las preocupaciones del embajador de China en Chile por el tratamiento de sus inversiones, no pasan inadvertidas y pueden tener algún efecto que se debe abordar de inmediato.
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