Como corresponde a una carrera en la banca de inversión, Jonathan Francis tiene una visión precisa de las fases de su vida. A los 67 años, dice, está embarcándose en el tercer acto. Define el primer acto como infancia, niñez y educación; el segundo acto como carrera y familia. Ahora, ha dejado las finanzas no para una vida de golf sino para empezar un nuevo negocio valorando muebles hechos a mano.

A dos años de su nueva vida, el economista entrenado en Boston ya no pasa sus días evaluando el precio de mercado de acciones y bonos, sino de sillas y mesas.

Francis es uno de muchos mayores de 60 años que siguen trabajando después de la edad tradicional de jubilación - por elección o por necesidad - y se embarcan en una segunda carrera, a veces llamada una "carrera bis".

El cambio demográfico de una población que envejece significa que las personas que tradicionalmente ahora estarían llegando a la jubilación seguirán trabajando para ganarse la vida. En su libro "El gran cambio: Navegar por la nueva etapa más allá de la mediana edad", Marc Freedman, un comentarista de la generación del baby boom, describe un futuro en el que millones de personas de entre 60 y 70 años tendrán que sustentar a los que viven hasta los 80 y 90 años.

New Directions, consultora de carrera con sede en Boston que cobra a las personas entre US$15.000 y US$50.000 por sus servicios, aconsejó a Francis en su segunda carrera. Fundada en los años '90 para ayudar a los ejecutivos jefe - que por lo general ganaban salarios de más de US$200.000 - a hacer un cambio de carrera, New Directions había observado un aumento en el número de personas de sesenta y tantos que buscan empleos a tiempo completo en el principio de la última recesión económica. Para algunos, la crisis financiera ha afectado sus pensiones por lo que deben seguir trabajando para ganar un sueldo. Para otros, la idea de canjear sus maletines por caddies de golf simplemente les llena de horror.

Francis tiene un rechazo hacia la idea de la jubilación. "No necesito el dinero", dice. "Si no ganara un centavo más estaría bien, pero sería infeliz no haciendo nada". Además de trabajar para organizaciones sin fines de lucro, está desarrollando una empresa nacida de su hobby. La remuneración por su nueva actividad empresarial puede no ser importante para él económicamente, pero sigue siendo importante para su estatus. Significa que "todavía tengo una habilidad que tiene valor".

Patricia Smith, vicepresidente jefe de New Directions, se niega a usar la palabra "retiro" - prefiriendo en lugar describirlo como un cambio de carrera a "un conjunto de actividades"; ella ve la mediana edad como extendiéndose a los 80 años. "Hay un cambio en la esperanza de vida, un reconocimiento de que las personas mayores tienen más tiempo para trabajar; pueden estar agotados de sus actuales trabajos y anhelan sentir pasión por el trabajo de nuevo".

Stevan Rolls, director británico de recursos humanos de Deloitte, la firma de servicios profesionales, dice: "Cuando la gente llega a la edad tradicional de jubilación, tenemos conversaciones profesionales con ellos. No podemos asumir que ellos quieren jubilar". Es una conversación que varias organizaciones están teniendo - a veces debido a las nuevas reglas en contra de la discriminación por edad, pero también porque, como Deloitte, están entusiastas de mantener conocimientos especializados, tal vez a cambio de las modalidades de trabajo más flexibles. Hasta hace poco el equipo de bienes raíces en Deloitte empleó a un octogenario tres veces por semana.

Los empleadores menos iluminados tendrán que cambiar su actitud hacia los trabajadores mayores, como Bonnie Harrison, de 63 años, quien actualmente está haciendo un cambio de carrera de recursos humanos en Corning, fabricante estadounidense, para convertirse en un capellán en centros de cuidados paliativos: "Si mantienes a la gente en un trabajo donde no están estimulados, entonces empiezan a pensar en el golf. Pero si le das a los trabajadores mayores oportunidades, se energizarán y podrán trabajar otros 20 o incluso 30 años".

Algunos de los que han tenido una lucrativa carrera en el sector privado están dispuestos a pasar sus últimos años "entregando algo de vuelta", tal vez haciendo obras de caridad o creando una fundación benéfica. Otros buscan un empleo en el sector no lucrativo.

El US Encore Fellowship fue creado para ayudar a los profesionales de mayor edad a salir del sector privado. Fundado en Silicon Valley en 2009, inicialmente financiado por la David and Lucile Packard Foundation y Hewlett-Packard, ayuda a los profesionales con experiencia entre los 50 y 60 años (la mayoría están en sus 60) adquirir experiencia en nuevos campos. Durante un período de seis meses a un año reciben un estipendio para trabajar fuera del sector empresarial.

Un empleado de Intel el año pasado trabajó en un centro de rehabilitación de Arizona. Leslye Louie, directora del programa, dice que la mayoría de sus internos, como el programa los llama, no se ven a sí mismos jubilándose. El proceso de entrevista "monitorea a la gente por humildad. Hay ansiedad de aquellos del sector público de que las personas que vienen del sector privado pueden ser arrogantes. Se lo dejamos claro que ellos están ahí para aprender y compartir sus conocimientos".

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