2018 partió con dificultades para Uber. Su cofundador, Travis Kalanick, decidió vender el 29% de su participación en la empresa al grupo japonés SoftBank, que implica una operación de US$1.400 millones.
El ex CEO de la compañía se vio forzado a renunciar tras un polémico escándalo de acoso laboral. Como si fuera poco, de acuerdo a reportes de Statista, la compañía sufrió pérdidas por US$ 1.460 millones en el tercer trimestre de 2017.
En medio del complejo panorama, Uber ha debido sortear además el avance de un importante grupo de empresas que quieren arrebatarle el liderazgo en el mercado.
Entre ellas destaca Didi Chuxing, que fue creada tras la fusión de dos aplicaciones rivales en 2015.
El enfoque del modelo de negocio resultó un éxito en China, donde Didi concentra el 90% de los viajes compartidos, así como el dominio de los viajes de taxi que se solicitan vía teléfono móvil.
La empresa tiene importantes inversionistas, como SoftBank y Mubadala Capital, y según fuentes cercanas a la compañía su valorización estaría tasada en los US$ 56 mil millones, superando a los US$ 48 mil millones que cuesta Uber.
La apuesta de Didi es grande. No sólo se encuentran tras el desarrollo de inteligencia artificial y estaciones de carga para autos eléctricos, también adquirieron 99 Taxis, donde harán frente a Uber en las principales urbes de Brasil: Rio de Janeiro y Sao Paulo.
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El economista de la Universidad de Georgetown, Paul Sullivan, dice que la competencia en estos mercados probablemente se volverá más feroz a menos que existan leyes locales y nacionales para limitar la disputa. Con barreras limitadas para la entrada, las ganancias necesariamente disminuirán".
Justamente, hace pocas semanas el Tribunal de Justicia de la Unión Europea emitió un fallo que deja a Uber como una empresa de transportes, y no como una aplicación que conecta a pasajeros con conductores independientes.
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El abogado estadounidense Matthew Daus hizo hincapié en que "el enfoque de las políticas estadounidenses se orientó más por el capitalismo tecnológico, mientras que la reacción europea consistió en frenar los servicios de empresa sin licencia".
Sin duda, esa será una oportunidad que deberá tomar Lyft, la compañía estadounidense que viene creciendo en el mercado local y se perfila como el rival más duro que podría tener Uber en su país de origen.
No sólo obtiene mejor calificación de los usuarios si se compara a la competencia, sino que además mantuvo un 11% de viajes entre el segundo y tercer trimestre de 2017, una situación distinta a Uber que bajó en porcentaje, al igual que los arriendos de auto y los taxis.
La compañía, que está valorizada en US$11.500 millones, además de dar la pelea a Uber en Estados Unidos, desde diciembre intentará ganar un lugar de la misma forma en Canadá.
Según Horacio Garay de Cheil, para posicionarse hay que "seguir innovando en las alternativas de transporte de personas u objetos, por otro lado es importante la forma de pago, las tarifas y la legalidad".
Finalmente, Len Sherman, docente de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia asegura que "ninguno de los líderes de viaje compartido ha podido operar de forma rentable, después de cinco o más años de intentarlo" e insistió en que "el verdadero desafío al que se enfrentan Didi, Uber, Lyft, Ola (India), Careem (Medio Oriente) y otros es demostrar que pueden operar de manera rentable en este sector, con barreras de entrada relativamente bajas y una intensa competencia de precios".
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