La semana ha sido ajetreada para las negociaciones del Brexit y la primera ministra británica, Theresa May, aun dentro de los parámetros de la maníaca política moderna: un acuerdo que el lunes parecía cercano, el jueves era lejano. Si está tratando de mantenerse al día, lo que se sabe es esto.
1. El Gabinete de May no acuerda qué quiere del Brexit
Los máximos ministros de May estuvieron --y siguen estando-- fundamentalmente divididos respecto de si al Reino Unido le conviene una cercanía o una distancia de la Unión Europea y todo intento de tomar una decisión corre el riesgo de que una u otra parte se aleje. Esta incómoda situación fue confirmada por el secretario de Hacienda, Philip Hammond, durante una audiencia parlamentaria.
"El gabinete ha mantenido debates generales sobre las negociaciones por el Brexit, pero no hemos llegado al mandato específico de una posición estatal final", dijo a los legisladores este miércoles. La oficina de May dijo posteriormente que la discusión tendría lugar antes de fin de año.
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2. Los irlandeses están listos para endurecer su posición -todos
El acuerdo de esta semana se estancó en la cuestión de cómo satisfacer simultáneamente tres puntos incompatibles.* Sin frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda* Sin diferencias reguladoras entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido* El Reino Unido debe tener un régimen regulador diferente del que tiene la UE
3. Theresa May interpretó probablemente mal el ánimo
No se trata tanto de que no pueda conciliar posturas irreconciliables, sino que las posiciones irlandesas en estas cuestiones son apasionadas y se conocen desde hace tiempo. El gobierno irlandés dice que un Brexit duro --fuera del mercado único y de la unión aduanera-- sería perjudicial para su economía.
4. La UE está tomando partido por Irlanda
Una de las esperanzas del Reino Unido era que el resto de la UE presionara a Irlanda para que aceptara avanzar. Eso no parece haber sucedido hasta el momento --pese a que Bruselas está haciendo todo lo posible por serle útil a May--. La UE en definitiva se está poniendo del lado del país que permanece en el bloque, no del que sale.
5. El Reino Unido no evaluó el impacto económico del Brexit
Esto resultó un poco sorprendente. Durante meses, el Parlamento intentó ver el análisis detallado sector por sector de la salida de la UE al que hacía referencia constantemente el secretario del Brexit, David Davis. Al perder la batalla por mantenerlo en secreto, el miércoles Davis anunció que en realidad no existía.
6. Tampoco hay una evaluación del impacto de abandonar la unión aduanera
Cuando le preguntaron si se había hecho una evaluación del impacto de abandonar la unión aduanera de la UE, Davis respondió que no había "ninguna evaluación cuantitativa".
7. Los Tories defensores fervientes del Brexit se están poniendo ansiosos
El martes, Davis trató de resolver la cuestión irlandesa proponiendo que todo el Reino Unido mantenga sus regulaciones en armonía con la UE. Esto generó quejas en privado del secretario de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, y en público de parte de quienes apoyan un Brexit más duro.
8. Los defensores de Permanecer también están enardecidos
Pero los Toris contrarios al Brexit también están en armas. Después de que el diario The Telegraph los llamó en primera plana "amotinados" el mes pasado, antes que intimidados, se han vuelto más decididos.
9. Todo esto es bueno para el principal partido de la oposición
El Partido Laborista –-al igual que los Tories-- está dividido con respecto al Brexit, pero estar en la oposición ayuda. Su dirigencia puede quedarse sentada viendo cómo May se hace goles en contra sin necesidad de dar especificaciones acerca de cuál es su posición, por ejemplo, respecto de la unión aduanera.
10. Pero no tan bueno para los negocios…
La incertidumbre del Brexit está oscureciendo el panorama del mundo empresarial británico --afectando la contratación, la construcción y la inversión, advirtió el principal grupo de lobby de negocios del país--. El presidente de la Confederación de la Industria Británica, Paul Drechsler, dijo que los ciudadanos de la UE se irán y las compañías trasladarán empleos e inversiones al exterior a menos que May trace una dirección clara, y pronto.
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