Las divisiones al interior de Clínica Las Condes (CLC) están lejos de terminar. Un reflejo de ello es lo que ocurre en momentos en que los accionistas de la entidad se preparan para votar el cambio de directorio, donde ya hay dos bandos que se han ido posicionando al interior de la firma: aquellos que buscan llegar con dos doctores a la mesa, y quienes están en contra de que sean los mismos médicos que ejercen actualmente en la Clínica los que lleguen al directorio, acusando un conflicto de interés.
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Así lo demuestran los correos electrónicos que han intercambiado el comité ejecutivo (médicos electos por votación) y miembros del cuerpo médico (compuesto por todos los doctores de CLC), pero hay uno en particular que encendió las alarmas: el 8 de marzo se realizó una asamblea entre los accionistas médicos de CLC, donde se acordó respaldar al presidente del directorio, Andrés Navarro, pero también decidieron llevar como candidatos en la elección a dos doctores.
Se trata de Alfedo Misraji, quien actualmente es el único doctor en la mesa, y el anestesiólogo Jorge Rufs, quien encabeza el comité ejecutivo y la Asociación Gremial Las Condes (formada por un grupo de doctores en 2016). "Esta propuesta obedece a la imperiosa necesidad, planteada por el Dr. Misraji, de contar con otro médico en el directorio", dice el correo que envió el comité ejecutivo (CE) el 9 de marzo a los miembros del cuerpo médico (CM).
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Dos días después, retrucó un doctor mediante un correo electrónico anónimo firmado como "un miembro del CM". "He quedado consternado al ver la comunicación del CM", comienza la misiva. ¿La razón? Allí el doctor argumenta que "por un lado continúa la vieja cantinela de la contraposición de intereses entre médicos y empresa. Y por otro, el proceso eleccionario que antes llevaba adelante el comité ejecutivo para elegir a sus representantes al directorio de la empresa hoy, de la noche a la mañana, desaparece; ya no es necesario. Ahora la 'dirigencia' se autoproclama para defender los intereses de las 'bases'".
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Esto revive el fantasma de conflictos de interés que planteó el abogado Alejandro Quintana -quien había sido electo con votos de Cecilia Karlezi, del grupo Solari de Falabella- antes de renunciar a la mesa el año pasado luego de que se conociera la existencia de un error contable que arrastraba la clínica por más de $10.000 millones.
De hecho, en su carta de renuncia, criticó el modelo de negocios entre el CM y la administración de la firma, y apuntó a un eventual conflicto de interés en el gobierno corporativo. Un año antes de esa carta, Quintana apuntó sus dardos justamente contra Rufs, y le manifestó mediante una misiva su "discrepancia ante lo que se considera una visión simplista que ud. realiza en relación al modelo".
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Con todo, hoy los que se oponen a que lleguen al directorio médicos que se encuentran en ejercicio en la misma Clínica, argumentan que existe una confusión de roles entre lo gremial, lo profesional y lo que es una sociedad anónima abierta.
En ese sentido, uno de los candidatos a directores independientes, el doctor Herbert Spencer -quien hace dos años ya no ejerce como médico en la Clínica- dice que se puede llevar a doctores al directorio, "pero llevar a aquellos que tienen claro conflicto de intereses y tienen clara responsabilidad en el deterioro de la empresa en los últimos cinco años, es un contrasentido brutal... El CM no vio con buenos ojos que dichas personas aspiraran a llegar al directorio".
El resto de las cartas para directores independientes también están sobre la mesa: Miguel Ortiz en representación de la empresaria Cecilia Karlezi; Alberto Eguiguren, presentado por BTG Pactual, y Francisco Silva, quien actualmente se encuentra en el directorio con los votos de Karlezi, pero en esta ocasión fue presentado para su reelección por un grupo de médicos. P