La creciente amenaza de un enfrentamiento sobre la política fiscal en el Congreso estadounidense podría limitar la estrategia de la Reserva Federal de desacelerar la compra de activos en los próximos meses.

Los funcionarios de la Fed están evaluando una desaceleración en el ritmo de compra de bonos desde la próxima reunión de política monetaria el 17 y 18 de septiembre, y se espera que aprueben esa medida justo en momentos en que las cifras económicas siguen relativamente fuertes.

Pero si bien se espera que las cifras de empleo, inflación, actividad de fábricas y viviendas sean los principales motores de la decisión de la Fed, funcionarios también estarán monitoreando lo que ocurra en el Capitolio. Durante las últimas semanas, las divisiones respecto de la política fiscal entre republicanos y demócratas se han ampliado, elevando el riesgo de un posible cierre del gobierno el 1 de octubre, e incluso una crisis sobre el límite de endeudamiento de EEUU entre mediados de octubre y mediados de noviembre, lo cual posiblemente llevará a otro impago de deuda.

Una relativa minoría de economistas creen que un mordaz entorno fiscal podría contribuir a retrasar la primera desaceleración de compras hasta fines de año, especialmente si los datos económicos son mixtos y los funcionarios de la Fed están a la defensiva.

"Este será un momento extremadamente ruidoso en Washington: creo que la retórica va a estar increíblemente encendida", plantea Ethan Harris, economista global de Bank of America Merrill Lynch. "Como todos los demás, la Fed probablemente espera que el ladrido sea más fuerte que la mordida pero esto tiene que estar en su pensamiento", agrega, explicando que el entorno fiscal era "una de las razones" por las cuales estaba apostando a una desaceleración en la compra para diciembre, aunque reconoció que la opción real de "interrupción" del gobierno era de apenas 20%.

Muchos economistas e inversionistas todavía creen que la Fed comenzará a reducir el ritmo de ayuda, que hoy es de US$85 mil millones al mes, en septiembre. Pero algunos sugieren que podría o pausar la compra tras la primera reducción o incluso empezar la compra de activos de nuevo si el panorama fiscal se deteriora más avanzado el otoño boreal.

"Creemos que se necesitará de una desaceleración clara en las cifras para que el ritmo de reducción se desacelere en septiembre", plantea Michael Gapen, economista de Barclays. Otros rechazan la posibilidad de que la fricción en el congreso afecte el pensamiento de la Fed, dado que los legisladores habitualmente logran un acuerdo de último minuto para evitar mayores consecuencias económicas.

"Quedaría impactado si la Fed modificara sus planes de acomodar el riesgo de una crisis fiscal en el congreso. En cambio, Bernanke se inclinará fuertemente a que el Congreso no interrumpa la recuperación, tal como lo hizo durante las negociaciones del fiscal cliff", dijo Sean West, analista político de Eurasia Group.

CIFRAS POSITIVAS
En tanto, ayer se conoció que las ventas subyacentes del retail de Estados Unidos, un indicador del gasto de los consumidores, subieron 0,5% en julio, su mayor ritmo en siete meses, una señal de aceleración de la mayor economía del mundo. La lectura es un componente clave de la medición del gasto del consumidor. El consumo es el mayor motor de la economía, porque explica 70% de la actividad del país.

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