El 7 de diciembre el directorio ejecutivo del FMI concluyó la consulta del Artículo IV con Chile. Sus conclusiones sobre el crecimiento a corto plazo son preocupantes, mientras las de un horizonte más amplio son más positivas, pese a que aún queda mucho detalle por conocer respecto de las reformas de esta administración. El FMI dice que las condiciones están dadas para la recuperación de la economía, pues se pasará desde 1,7% de crecimiento en 2016 a 2% el próximo año. Lo preocupante es que “la balanza de riesgos se inclina a la baja”. Advierte que el lento aumento de los salarios y del empleo, así como la aún escasa confianza de las empresas, hará más gradual este ligero repunte en la tasa de expansión de la actividad. Dice que un riesgo interno a esta recuperación son las “mayores incertidumbres de lo previsto en torno a una nueva ley del trabajo”. Esa visión está en línea con la de economistas que ya han ajustado su previsión de crecimiento para 2017 a algo por debajo del 2%. Abordar las incertidumbres legales relacionadas con la Reforma Laboral es clave, tal como sugirió el FMI. Ahora bien, en lo que el organismo está desalineado con el mercado es sobre su optimismo con las reformas: “Las reformas estructurales están sentando las bases para un crecimiento más vigoroso”. Este respaldo a las reformas de Bachelet llama la atención y al parecer el FMI se quedó más bien con los títulos de las reformas que con los criticados e inciertos detalles de estas.