Los pesos pesados de la política monetaria de Alemania se enfrentaron ayer en los tribunales por la controversial promesa del Banco Central Europeo por salvar al euro.
Jörg Asmussen, miembro del directorio ejecutivo del BCE -el círculo interno del banco-, le aseguró al tribunal constitucional en Karlsruhe que la oferta de comprar bonos de países sujetos a ataques especulativos era necesaria para rescatar a la eurozona de la contracción del crédito y de un potencial espiral deflacionario.
Sin embargo, Jens Weidmann, presidente del Bundesbank y miembro del potente consejo gobernante de 23 personas del BCE, dijo que el plan llegaba a ser una peligrosa mezcla de política monetaria y fiscal y que ponía a los contribuyentes alemanes en riesgo.
En juego está la política de transacciones monetarias directas (OMT, su sigla en inglés), una propuesta hasta ahora no utilizada para comprar bonos de países que pueda llegar a pensarse que puedan salir de la eurozona.
A pesar de que el tribunal no tiene una jurisdicción formal sobre el BCE y que en cualquier caso no decretará durante meses, las audiencias son oídas de cerca como un barómetro tanto del sentimiento alemán popular y de su elite sobre la crisis de la eurozona; las medidas se discuten ante las elección de Berlín en septiembre.
También están en juego dos visiones sobre la política monetaria. Una, representada por Weidmann, es que los bancos centrales deben atenerse de cerca a su rol de combatir la inflación e ignorar casi todo lo demás, que se les debe dejar a los políticos para que lo resuelvan.
La otra visión, defendida fuertemente por Asmussen del BCE, es que el banco central puede llevar a cabo medidas no ortodoxas para combatir la crisis, bajo los tratados que lo establecieron, como el programa de compras de bonos de OMT anunciado en septiembre.
"Las compras de bonos en mercados secundarios no debieran, en mi entendimiento, ser utilizadas por la unión monetaria europea para reducir la solvencia de las primas de riesgo de países individuales", le dijo Weidmann a la corte. "Porque eso, entre otras cosas, amenaza con anular el rol disciplinario de las tasas de interés de los mercados y con socavar la responsabilidad fiscal", dijo.
Asmussen, amigo de toda la vida de Weidmann, argumentó que el programa de las OMT no aliviaba a los países de la necesidad de reformar a sus propias economías, a medida que tendrían que suscribirse a los planes monitoreados por el fondo de rescate de la UE, el FMI y la Comisión Europea.
No obstante, en un claro intento por mitigar los miedos alemanes de la naturaleza ilimitada del plan de las OMT, contó que las compras de bonos eran "en realidad limitadas", porque el plan solamente apunta a los bonos con un vencimiento de entre uno y tres años y hay un límite al número de estos en circulación.
El ministro de Hacienda, Wolfgang Schäuble, respaldó el plan de compras de bonos, diciendo que su gobierno no había visto evidencia de que el banco haya excedido su mandato en sus acciones a la fecha.