Con la crisis de Ucrania creando caos en el lado oriental de Europa, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, declaró que la eurozona era una "isla de estabilidad" ayer en momentos en que el organismo mantuvo su tasa de interés, pese a una inflación muy por debajo de su meta.

El bloque de la divisa podrá estar estable en términos relativos. Pero las preocupaciones acerca de los precios en caída y la debilidad de su recuperación persisten, lo cual significa que la decisión del consejo de gobierno de 24 miembros de dejar su principal tasa de refinanciamiento sin cambios en 0,25% por cuarto mes consecutivo y resistir una medida ampliamente pedida de inyectar cerca de US$175 mil millones de efectivo del banco central fue recibida con decepción.

Los operadores llevaron el euro a un máximo de US$1,3817 en lo que vieron como una serie de comentarios agresivos tras la reunión de política monetaria, por parte del presidente del BCE, con la última serie de proyecciones trimestrales interpretada como una señal adicional de que los miembros del comité no tenían apuro por actuar pese al reconocimiento de Draghi de que algunos miembros del comité habían apoyado recortar la tasa en la votación.

El banco central ahora espera un crecimiento de 1,2% este año, una mejora de una décima desde su proyección de diciembre, y 1,5% y 1,8% para 2015 y 2016, respectivamente.

Pese a las mejoras, las estimaciones muestran que el crecimiento todavía está muy por debajo de los niveles usualmente vistos luego de largos períodos de contracción económica y Draghi fue ávido en no parecer demasiado complaciente, insistiendo en que el bloque necesitaba prosperidad y creación de empleos así como estabilidad. Y dijo por primera vez que habría una gran holgura en la economía de la región. Esto -según dijo- garantizaría el compromiso de los miembros del BCE por mantener las tasas bajas o por debajo de sus niveles actuales por un período extenso.

En un 1%, la inflación sería levemente menor este año que lo anticipado en diciembre. También se mantendría muy por debajo de la meta de 2% en 2016, en 1,5%, aunque el presidente del BCE enfatizó que para fines de año la inflación llegaría a 1,7%.

Antes de la reunión, las expectativas por acción eran altas luego  que Draghi señalara el mes pasado que el organismo tenía datos suficientes para decidir en la reunión de marzo si contrarrestar la baja inflación, que en 0,8% sigue siendo menos de la mitad que el objetivo del banco.

"Draghi había puesto tanto énfasis en la necesidad de esperar hasta marzo que se creía que era ahora o nunca en términos de acción decisiva", dijo Marchel Alexandrovich, economista de Jefferies International. "Leyendo las nuevas proyecciones, el BCE parece perfectamente contento con quedarse tal como está por el futuro previsible".

Si bien un aumento en la inflación subyacente y cifras económicas mejores a las esperadas podrían descartar un recorte de tasa, muchos economistas habían esperado un compromiso entre los de postura más agresiva y los menos agresivos respecto de la liquidez.

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