-En los próximos días se dará a conocer el capítulo chileno del estudio a RepTrak Chile 2018, elaborado por el Reputation Institute, en conjunto con Triangular y el apoyo académico de la facultad de negocios de la UDD. En el caso de Chile, según el director para España y América Latina del instituto, Enrique Johnson, se observan cambios, como una baja en sectores como Alimentos y Bebidas, Centros Comerciales y Aerolíneas. No obstante, contrario a lo que ocurre a escala global, la percepción general de las firmas en Chile está mejorando.
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¿Cuál es el estado actual de la reputación de las empresas en el mundo?
-Este es el primer año que hay un retroceso en la reputación de las compañías. Hay una serie de factores impactando: tendencias políticas, el tema de Trump con Rusia, China o México; el Brexit, la situación de Cataluña, etc. Y hay otros temas sociales, con más exigencias hacia las compañías. Lo mismo ocurre al mirar país por país.
¿Y qué ocurre en el caso de Chile?
-No. La reputación de las compañías en Chile está subiendo. En 2016 versus 2017 hay un estancamiento y este año una subida, que es muy importante. Eso es un dato positivo.
¿Esto se da en todos los sectores por igual?
-Todos los sectores en general están subiendo, pero hay algunas excepciones. Una de ellas es Alimentación y Bebidas, que es la primera vez que pierde la primera posición. Otros sectores son Centros Comerciales y Aerolíneas. Esos tres están de alguna forma perdiendo reputación, mientras todos los demás suben.
En Chile, ¿hay una mayor valoración de las empresas locales o de las multinacionales?
-Las empresas chilenas, cuando las comparo con multinacionales con presencia en Chile, tienen mejor reputación. Eso es algo que hasta ahora sólo ocurre en Chile. En los demás países a las compañías locales se les exige mucho más, pero en el caso de Chile no ocurre eso. Se valora mucho lo local.
En el país hubo una baja fuerte en la reputación corporativa por escándalos empresariales. ¿Eso ya quedó atrás?
-Sí. Si miro los datos a nivel general y los comparo con 2017, en categoría débil o vulnerable había un 53% de las compañías, y este año es 44%. Además, en categoría reputación moderada se pasó del 25% al 38%. Son datos que revelan que las empresas, en general, se están percibiendo mejor.
En esta medición no se alcanza a reflejar el escándalo de Facebook, pero ¿se podría anticipar algún efecto de ello en la reputación de las empresas?
-El escándalo de Facebook por supuesto que afecta a la reputación de las empresas. Es lo que podríamos llamar un evento negativo, un riesgo reputacional que impacta la reputación que se tiene sobre una compañía. A medida que una empresa tiene buena reputación, esos eventos negativos le pueden impactar más o menos, pero es verdad que una de las cosas buenas de tener buena reputación es que se recupera más rápido. Facebook es una compañía con buena reputación y vamos a ver a lo largo del tiempo si es capaz de solucionarlo.
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Ese efecto ¿puede afectar a todas las compañías del aspecto tecnológico?
-Siempre. Uno de los multiplicadores que existe en los riesgos reputacionales precisamente es el del sector. Hay sectores que se ven más expuestos que otros. El sector financiero por ejemplo, o las utilities, por norma general se ven más impactados. Pero si nos fijamos el caso Wolkswagen afectó más allá, a la industria en general.
La guerra comercial, ¿puede ir llevando a los mercados a valorar más lo local?
-Ese es un aspecto clave a la hora de medir la reputación, que es lo que llamamos la globalización versus la nacionalización. A las compañías se les exige que sean globales, pero que su estrategia sea nacional. Eso, sobre todo, hay una serie de públicos que perciben más eso, que son los millenials. Son siempre más críticos.P