El llamado “giro hacia Asia” de Estados Unidos provoca reacciones conflictivas en el mundo árabe. El mayor enfoque de éste en Asia trae consuelo a quienes consideran que la participación de Washington en el Medio Oriente es destructiva - y trae ansiedad a otros que temen las consecuencias de la ausencia del liderazgo de EEUU.
Con Washington fuera de Iraq, y pronto fuera de Afganistán, la estrategia de intereses de EEUU en la región puede parecer menguante. El boom del shale gas, además, está disminuyendo las importaciones de petróleo y gas.
En cualquier caso, la influencia de EEUU ya no es lo que era antes. Antiguos aliado, como Hosni Mubarak, y Zine al-Abidine Ben Ali de Túnez, son sustituidos por gobiernos que son más sensibles a sentimientos populares y tienden a ser menos cooperativos con Washington. La dependencia en dictaduras para mantener la estabilidad en el Medio Oriente resultó ser una política desastrosa - y un importante motor de sentimiento anti-estadounidense.
Sin embargo, la crisis de rehenes de la semana pasada en Argelia, que hace resurgir la militancia jihadi en el Mediterráneo, es el último recordatorio de por qué, a pesar de lo duro que trate, EEUU será traído de vuelta al Medio Este y el Norte de África.
Mientras Obama comienza su segundo mandato, EEUU debería estar buscando políticas más efectivas en la región, con actitudes menos intervencionistas en algunos casos pero más asertivas en otras.
Es entendible que el público estadounidense esté cansado de una región rebelde y poco predecible, y de los errores líderes domésticos en el pasado.
Los diplomáticos estadounidenses que tratan con la región reconocen que quedarse afuera no es una opción. “A pesar de todo el lógico enfoque en el “giro” en otras direcciones… el hecho sigue siendo que EEUU no puede darse el lujo de descuidar lo que está en juego en Oriente Medio, una región en medio de transformaciones igualmente profundas y consecuentes como los cambios que abatieron Europa y Eurasia hace dos décadas”, dijo William Burns, el vicesecretario de Estado de EEUU, en una conferencia sobre seguridad en Bahrain en diciembre. “Es una región que requiere un liderazgo estadounidense continuo, a pesar de la atracción de otros desafíos y la natural fatiga política”.
Hay países en los que Washington no tiene otra opción sino ser cauteloso y mantenerse alejado de luchas políticas domésticas. También hay argumentos de peso para que actores regionales asuman mayor responsabilidad de los problemas de su barrio. Pero hay crisis en las que no hay alternativa al liderazgo estadounidense.
Sólo Washington tiene la influencia con Israel como para presionar por un acuerdo con solución de doble estado, que cree un estado palestino viable y durable seguridad para Israel. Negociaciones directas entre EEUU e Irán ofrecen la mejor oportunidad de una resolución a la disputa nuclear.
Burns tenía razón cuando dijo que “es importante para los estadounidenses, ensimismados como somos, entendamos que el Medio Oriente no es todo sobre nosotros”. Tan importante es reconocer que la falta de liderazgo estadounidense puede tener consecuencias peligrosas para la región, así como para los intereses estadounidenses.
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© The Financial Times Ltd, 2011.
Debes saber
¿Qué ha pasado?
Se está cuestionando si Estados Unidos debe permanecer en Medio Oriente.
¿Por qué ha pasado?
Su participación parece menguante: se ha ido de Iraq y pronto lo hará de Afganistán.
¿Qué va a pasar?
Washington no tiene más remedio que mantenerse alejado de luchas políticas internas, pero hay crisis en la que no hay alternativa al liderazgo estadounidense. Por ejemplo, en el conflicto israel-palestina.