El comercio electrónico y campañas como el Black Friday o el Ciber Monday, donde los gigantes como Amazon tienen un papel crucial, ha provocado un efecto lejos de las tiendas y hogares. El mundo inmobiliario ha vivido una sacudida por el cambio en los usos de compra de los consumidores. Inversores y empresas inmobiliarias están creando un red cada vez mayor de naves logísticas para abastecer la demanda de las ventas online. Este tipo de espacios se acercan a las grandes urbes, cambiando la tradicional ubicación de los almacenes alejados de las ciudades.
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Amazon es el mejor ejemplo como plataforma que revoluciona el negocio, por sus enormes números de venta. Cinco Días adelantó en verano que el gigante estadounidense prepara una red de 25 almacenes logísticos en España para atender la creciente demanda.
Sin embargo, dicho cambio supone una revolución que no carece de problemas. El más evidente, el coste por superficie en las ciudades es radicalmente más elevado que en los tradicionales polos logísticos a decenas de kilómetros. El segundo, cómo organizar el flujo de entregas en unas poblaciones ya enormemente congestionadas y que sufren una contaminación creciente.
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El sector inmobiliario ha reaccionado a las nuevas necesidades. Eso supone que el pasado año se batiese el récord de inversiones en este tipo de activos, que llegaron hasta los 819 millones de euros, con cifras facilitadas por la consultora inmobiliaria JLL. El volumen de estos recursos es casi 10 veces mayor que en el del mínimo marcado durante la crisis, en 2010, cuando se quedó en 93 millones. Hasta el tercer trimestre, el ritmo sigue alcanzando cotas elevadas, ya que se han destinado 578 millones.
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En lo que va de año, la demanda de espacios logísticos por parte de los operadores ha crecido un 52% en un año en Madrid, ciudad que está liderando las contrataciones, alcanzando los 614.000 m2, según recoge la consultora Aguirre Newman.
"Los operadores logísticos relacionados con el comercio electrónico solicitan sobre todo que la ubicación donde se localice el inmueble sea lo más cercana al centro de la ciudad, permitiendo así la distribución capilar. Este es un tema crítico para ellos ya que, cada vez más, la demanda de los clientes requiere de entregas de producto en un tiempo menor a 24 horas", explica Martín.
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La venta digital ha provocado "la necesidad de disponer de nuevos espacios logísticos que se adapten a las nuevas necesidades de consumo afectando básicamente a la ubicación de dichos edificios, ya que se busca estar cada vez más cerca de las ciudades, y a la configuración de los mismos", opina el experto de Prologis.
"Con los clientes de comercio electrónico concentrados en las ciudades, las entregas de última milla son cada vez más frecuentes que las de la logística fuera de las ciudades. El coste de las entregas urbanas es alto, más del 50% del valor total de la cadena de suministro en Europa. Por el momento, las soluciones del sector están ubicadas en el extrarradio, incapaces de entrar en las ciudades por el alto coste de los suelos y la oposición de los grupos de interés en las ciudades", se apunta en el informe Logística urbana de la consultora inmobiliaria Cushman & Wakefield (C&W) y P3 Logistic Parks.
El coste de esa logística de última milla, según C&W, alcanza los 70.000 millones de euros al año, con un crecimiento previsto anual entre el 7% y el 10%. El estudio destaca específicamente el caso de España, donde prevé que se doble la superficie logística urbana en los próximos cuatro años, hasta 2021. Por ejemplo, en Madrid se espera que esos espacios pasen de 200.000 metros cuadrados a 600.000 m2.
Madrid es ya la tercera ciudad europea con más envíos del comercio online, tras Londres y Berlín, y se espera que siga creciendo hasta 2021, según el informe de C&W. Será en el reparto desde esas naves más cercanas al centro de las ciudades donde veremos grandes revoluciones, como en el uso de los drones para entregas con los que ensaya Amazon.
Los operadores tampoco van a tener que obviar la cuestión ambiental en sus planes de negocio. "Si estos procesos se desplazan a lugares demasiado lejanos de las ciudades a las que proveen, las distancias de transporte se incrementarán del almacén a los consumidores y, con ellas, las posibles emisiones", se destaca en el documento de JLL.