Uno de los logros de política exterior del primer mandato de Obama fue un tratado con Rusia en permitir a cada parte un máximo de 1.550 ojivas estratégicas. Obama ahora anunció que quiere recortarlo en otro tercio, dejando a cada país con 1.000.

El control de armas de EEUU y Rusia está sujeto a intereses limitados a muchas personas por estos días.  La guerra fría entre Washington y Moscú ha terminado. Los estrategas militares están mucho más preocupados por las tensiones entre EEUU y China, especialmente en ciberespionaje. Incluso con 1.000 armas cada uno, Estados Unidos y Rusia seguirán teniendo capacidad para hacer estallar el mundo muchas veces. Aún así, la ambición mostrada por Obama para más recortes en armas nucleares es importante por varias razones.

Primero, EEUU y Rusia tienen 95% de las armas nucleares a nivel mundial. A menos que hagan reducciones adicionales en sus arsenales, no podrán empezar a convencer a los otros siete estados nucleares para que recorten sus propios y ya pequeños arsenales. Esto importa, especialmente cuando consideramos la alarmante velocidad con la cual Pakistán está amasando más y más ojivas nucleares.

Segundo, al recortar su propio arsenal, Washington está en una posición levemente mejor para argumentar que Irán y Corea del Norte debiera permanecer fuera del juego de las armas nucleares. En una semana en la cual se eligió un líder iraní más moderado, la declaración del presidente estadounidense de que quiere reducir su propia dependencia respecto de las armas nucleares ayuda aún más a mejorar la atmósfera de cara a una nueva ronda de negociaciones con Irán.

Tercero, es bueno que Obama y Putin no permitan que las diferencias respecto de Siria obstruyan el progreso en el resto del mundo. No sabemos si Putin firmará un nuevo tratado sobre reducción de armas o si demandará más concesiones de Estados Unidos sobre sus planes de defensa anti misiles, una espina en el lado del Kremlin. Pero el anuncio de Berlín señala que Obama está tratando de tener una relación de negocios con Putin incluso si las diferencias sobre Siria permanecen intactas.

© The Financial Times Ltd. 2011