El auge de un Tea Party europeo




En la crisis del techo de deuda de Estados Unidos se logró algo notable: que la Unión Europea pareciera, por contraste, bien gobernada. Tanto los sistemas de EEUU y la UE están sobrecargados de controles y equilibrios que dificultan hacer las cosas. Pero Europa tiene actualmente una cosa a su favor que Estados Unidos no tiene. Todos los que toman las decisiones más importantes de Bruselas se han comprometido a hacer que el sistema funcione. No hay del tipo del Tea Party, que considera el compromiso como una traición.

Este amplio consenso centralista fue una fortaleza reconocida de la UE durante la crisis del euro. A pesar de que se convirtió en rutina quejarse de que los líderes europeos siempre hacían "muy poco, muy tarde", los mercados también se dieron cuenta de que - incluso si los 28 líderes europeos no actuaban bien la primera vez - simplemente se reunirían de nuevo en la cumbre de la UE y comprometerían a trabajar juntos para mantener vivo el euro.

Para el próximo año, sin embargo, el gran peligro para la moneda única europea es que el consenso político que sustenta el euro podría fracasar. Una economía debilitada, el cansancio por la austeridad, la ira sobre la inmigración y un aparente resentimiento hacia la UE están impulsando el ascenso de grupos anti sistema y de partidos políticos nacionalistas en todo el continente.

Estas fuerzas políticas crecientes están ganando terreno en los grandes países de la UE como Francia, Holanda, Gran Bretaña e Italia - y también en países más pequeños como Grecia, Hungría, Finlandia y Austria. Dado que la UE exige la unanimidad para muchas decisiones importantes, incluso un pequeño estado que se rebela podría causar serios problemas.

Como el Tea Party demostró en EEUU, los radicales anti establishment no necesitan obtener el cargo de presidente o primer ministro para trabar el sistema. Incluso si  los centristas tradicionales pro UE siguen liderando la mayoría de los gobiernos en Europa, su margen de maniobra en las cumbres de la UE se reducirá en gran medida si los partidos populistas consiguen grandes avances en casa. Por ejemplo, un líder británico que esté perdiendo terreno frente al partido Independencia del Reino Unido, se vería impulsado a tomar posiciones más extremas en las negociaciones de la UE.

Las elecciones del próximo año al Parlamento Europeo también se ven como un posible momento para el avance de un Tea Party europeo. El parlamento ha sido tradicionalmente la institución más federalista en Europa, haciendo lobby para la transferencia de más poderes a Bruselas. Sin embargo, es probable que las elecciones de mayo próximo muestren un aumento de votos para los partidos euroescépticos del continente. Es muy posible que el Frente Nacional supere las elecciones en Francia, que el Partido de la Libertad gane en Holanda y que Ukip sea el bloque único más grande de Gran Bretaña.

Además, el Parlamento Europeo adquirió recientemente nuevos poderes. Aunque carece de la capacidad de bloqueo del Congreso de EEUU, una legislatura europea rebelde podría rechazar el presupuesto de la UE, evitar reuniones importantes y negarse a aprobar legislaciones necesarias para sostener el euro.

Los partidos rebeldes de Europa están muy lejos de formar un bloque coherente: van desde los proto -fascistas como Jobbik en Hungría hasta la extrema izquierda de Syriza en Grecia, y desde nacionalistas conservadores, como Ley y Justicia en Polonia hasta semi -anarquistas, como el Movimiento Cinco Estrellas en Italia. Algunos de los partidos anti-sistema, como el Frente Nacional de Francia, están tratando de hacer el viaje desde la extrema derecha hacia la respetabilidad política. Unos pocos, como Ukip y partes de la derecha italiana, comparten con el Tea Party la reducción de impuestos y la agenda de un  gobierno pequeño. Otros partidos rebeldes en Europa, como el Partido de la Libertad de Holanda, se han puesto a sí mismos como defensores del Estado de bienestar tradicional.

Lo que casi todos los partidos europeos antisistema comparten con el Tea Party,  sin embargo, es una retórica anti-elitista que ve a los principales políticos como los siervos de una elite globalizada y remota. Otro tema central que los une con el Tea Party es el rechazo a la inmigración. Cuando los  principales políticos dicen - correctamente - que su capacidad para frenar la inmigración está limitada por normas de la UE sobre la libre circulación de personas, simplemente alimentan la ira populista hacia las elites "intocables".

Las encuestas de opinión de los países más ricos de Europa occidental muestran una creciente preocupación de los votantes sobre la migración - legal e ilegal - que alimenta a los del tipo Tea Party en Europa. La ira por la economía y la inmigración está detonando, y pueden ser fácilmente dirigidas contra la propia UE, que tiene grandes poderes en ambas áreas. Como un funcionario británico dice: "El sueño de Ukip es conseguir que Europa, la inmigración y el bienestar estén en la misma frase".

Más allá de cuestiones particulares, lo que partidos rebeldes de Europa realmente comparten con el Tea Party es estilo político, la retórica que sostiene que el sistema está podrido, que la sociedad va al desastre y que, por ende, el compromiso es traición.

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© The Financial Times Ltd, 2011.

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