Hace algunas décadas, tener o usar un avión o helicóptero privado era un lujo. Si bien, de alguna forma, aún lo es, su uso ha aumentado bastante. No sólo  hay más particulares que compran uno,  también las empresas están incluyéndolo entre sus activos, para trasladar ejecutivos dentro y fuera del país.

Helicópteros
Si  bien es difícil que en Chile logremos los niveles de uso privado que tienen naciones como Brasil, uno de los máximos mercados en el mundo al respecto, nuestro país crece de a poco en la adquisición de helicópteros.

Para hacerse una idea de este aumento, según datos de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), los helicópteros con certificado de aeronavegabilidad vigente al 41 de diciembre de 2013 llegaron a 189 unidades. Un crecimiento de un 13% si se considera los 167 helicópteros registrados en la misma fecha de 2011.

Y el aumento se da en parte,  pero las regulaciones locales se están ajustando a mayores estándares de seguridad. “El mercado chileno de los helicópteros está pasando por un importante filtro en estos momentos. Hay muchos operadores con modelos tipo monomotor (un motor), pero hoy las exigencias aeronáuticas están pidiendo que para despegar sean multimotores, ya que son más seguros. Esto hace que  el stock de helicópteros se renueve más fuerte”, explica Jorge Jardua, brand manager de AgustaWestland y Diamond Aircraft de Aviasur, una de las principales empresas de aviación privada en Chile.

Aviasur, al igual que otras firmas de este tipo en el mundo, tiene varios negocios asociados a los aviones y helicópteros. Por ejemplo ellos  compran las máquinas para luego arrendarlas o bien, se encargan de comprárselo a un tercero, encargándose de toda la tramitación respectiva.  También dan los servicios de piloto, tanto a particulares como a empresas.

Nuestros principales clientes son las empresas, como por ejemplo las mineras o relacionadas a la agricultura. Y en segundo lugar los privados, para su uso personal. En general,  este mercado ha doblado su crecimiento con respecto hace cinco años. La gente en Chile se está dando cuenta de lo que significa en ahorro, el hecho de volar. Así se simplifican muchas cosas y decisiones. Está todo por desarrollar aún”, comenta Jardua, de Avianca, compañía que tiene operaciones en Chile y Perú.

Aviones
Otro actor importante en este rubro, especialmente en lo que respecta a aviones es Aerocardal, empresa ligada a Kaufman. Con cifras en mano, comentan que el primer semestre de 2014 fue bastante positivo, logrando un crecimiento entre 18% y 20% con respecto al mismo período del año anterior.

Este aumento ha estado influenciado básicamente por los vuelos ejecutivos y algunas mineras que están con proyectos en Chile, Perú y Argentina. En menor medida, también son usuarios otras industrias como el retail.

Con respecto al mercado general de la aviación priva ay ejecutiva,  Ricardo Real, gerente general de Aerocardal, explica que en los últimos tres años varios privados y empresarios se están atreviendo a comprar sus aviones propios. “Obviamente, esto ha hecho que muchos de esos particulares no utilicen nuestros servicios, disminuyendo un poco en dicho segmento. Pero a nivel general el mercado ha crecido bastante. Como sea, es una buena noticia que particulares aumenten también el parque de aviones particulares”, dice Real.

Y justamente para satisfacer a usuarios cada vez más exigentes, empresas como Aerocardal tienen que estar constantemente renovando sus certificaciones. “Nosotros tenemos alrededor de cinco certificaciones internacionales en temas como por ejemplo, transparencia, operaciones, seguridad, etc.”, apunta Real.

En el caso de este tipo de aeronaves, es fundamental el antes y el después de volar. Debido a esto, quienes se dedican a la aviación privada han hecho esfuerzos también por acondicionar lugares exclusivos de aterrizaje y salas de espera. Por ejemplo, Aerocardal acaba de aumentar la capacidad de su aeropuerto privado de 320 mt2 a 720 mt2. También conocido en la jerga aeronáutica como FBO (Fixed Base Operator), posee funcionarios de aduana y policía internacional asignados específicamente para el recinto, logrando, según Ricardo Real, hacer un ingreso internacional de un pasajero en 12 minutos. Bastante menos que el promedio de una hora en el Aeropuerto Internacional de Santiago.