"Tengo miedo". Esta era la sensación del inversionista Felipe Ponce cuando le comentó a su amigo y abogado Andrés Sepúlveda que le estaban ofreciendo comprar acciones de la multitienda La Polar en febrero de 2011. Esta conversación informal derivó en un estudio jurídico, encabezado por Sepúlveda, a la compañía, quien recuerda: "No entiendo cómo nadie se dio cuenta. Esto ya era detectable en 2009". Con los antecedentes en la mano, Sepúlveda alertó a las autoridades implicadas y solicitó a la SVS que pidiera mayor información a la empresa. Desde ahí la historia es conocida, y Sepúlveda reconoce: "Yo tenía 28 años cuando estalló el caso y no pensé que este iba a ser el fraude financiero más grande de la historia de Chile".
El estudio Gutiérrez & Silva, del cual Sepúlveda es socio, se hizo muy conocido tras este episodio, triplicó la demanda de clientes, recibieron premios de diversas instituciones, se trasladaron de oficina y aumentaron el número de abogados. "Llegamos a un punto en que teníamos que decidir si seguíamos juntos o cada uno emprendía su propio camino. Nos llegaron muchas ofertas laborales, pero apostamos por seguir juntos y transformarnos en un estudio muy importante" afirma Sepúlveda.
Después del caso La Polar, el estudio amplió el giro corporativo y para absorber la demanda hicieron diversas alianzas con oficinas tributarias y contadores. "Nos hicimos más conocidos, generamos más redes, ahora ya estamos más grandes y con más experiencia en el cuerpo. Nuestro gran talón de Aquiles es la juventud, pero hemos demostrado una seriedad en el trabajo y tenemos que seguir en esa dirección".
Actualmente, en el estudio trabajan más de 10 personas, siete de ellos abogados, y están potenciando nuevas áreas de trabajo, entre ellas, derecho a representación y regulatorio.