Pulso

El misterio de la uva Corinto y la Chasselas (II)

La semana pasada les contaba el misterio sobre estos tipos de uvas y cómo comenzaron mis sospechas. El verano pasado tuvimos  la suerte de conocer un viñedo de uvas blancas en un campo en Guarilihue, un viñedo muy antiguo, plantado en pendiente y en suelos de cuarzo. Su dueño lo miraba en menos hace años y estaba esperando su turno para dejarlo caer bajo las garras de los Eucaliptus. Por suerte, terminamos no sólo comprando la uva de estos viñedos,  sino los viñedos mismos, y viendo que la vendimia se nos venía muy rápido encima pues la uva Corinto madura a mediados de febrero en la zona, por lo menos un par de semanas antes que la Moscatel.

La verdad, cosechamos la uva sin saber que esperar.  Afortunadamente, no podemos estar más contentos con el resultado, y esperamos poner pronto este vino en el mercado, que nos ha sorprendido muchísimo en términos de calidad y sobre todo personalidad. Pero continuando con el misterio y  con el viñedo ya comprado, nos pusimos a averiguar qué variedad era esta “uva Corinto” realmente.  Teníamos dos sospechosas en primera instancia:

Una variedad italiana llamada “Corinto Itálico”, cuyas características no cuadraban con las que conocíamos de esa uva. La segunda  opción, era la variedad Chasselas, que aparece en el Catastro Nacional en la región del Bío-Bío.

¡Bingo! No había que ser un genio para sospechar y hasta tener cierta certeza de que nuestra extraordinaria uva era en verdad Chasselas. Aunque no hemos analizado el ADN de las plantas de “Corinto”, tanto las características de las parras, como de las uvas de la misma, calzan bastante con las de la variedad Chasselas: como ser una variedad de cosecha temprana y con la que es posible hacer vino de muy buena calidad, si es manejada en cosechas de volumen bajo y parras viejas.   Originaria de la Borgoña en el Este de Francia, pero que ha sido desplazada de su zona de origen siendo ahora la variedad más importante en nada menos que Suiza, donde es conocida como Fendant.

Sobre el increíble potencial de la variedad y de los excelentes vinos blancos del Itata me referiré en futuras columnas, sin embargo es muy motivador saber que se suma una nueva estrella al panorama  de variedades de uvas en Chile con capacidad de ofrecer algo único al mundo, como ya lo han sido el País, el Carignan, Cinsault y Moscatel, todas rescatadas en la última década y todas  mostrando lo mejor de sí en el secano Costero del Bío-Bío y el Maule.

*Gerente Viña De Martino Wine MBA Bordeaux Management School.

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