El mercado de bonos estuvo movido la semana pasada, tras la publicación de dos papers del personal de la Reserva Federal, que podrían darles a las autoridades una posible salida de su esquema de alivio cuantitativo.
Los documentos, presentados en una conferencia en la que el Fondo Monetario Internacional ofició como anfitrión, sugirió una tasa de desempleo menor a 5,5% antes de activar el ajuste de la política, aunque también tolerando una tasa de inflación más alta, cercana a 2,5%.
Es un marco que implica que la Fed mantenga su tasa de interés cercana a cero hasta 2017, para que la economía siga avanzando. Un compromiso de ese tipo, de mantener las tasas bajas por más tiempo, conocido como orientación futura en la jerga de banqueros centrales, en teoría debiera fijar los rendimientos de los bonos a larzo plazo y facilitar una reducción del alivio cuantitativo (QE, en inglés).
¿FUNCIONARÁ?
No es un secreto que las autoridades de política monetaria están preocupadas de que su considerable impresión de dinero esté avivando una burbuja todopoderosa.
Señales que apuntan a burbujas aparecieron la semana pasada, con el espectacular debut de Twitter, una plataforma de redes sociales que aún no genera utilidades. Por otro lado, el S&P 500 en términos de dólares eclipsó los avances de este año del índice japonés Nikkei 225, a medida que las acciones estadounidenses siguen desafiando algunas valorizaciones ya muy grandes.
Pasa algo similar en otras áreas del mercado de crédito: la semana pasada tuvimos el debut de una nueva securitización de bienes raíces que cosecha los ingresos de renta y llega con una estampa triple A para la parte más senior del negocio.
El problema para la Fed ha sido cómo sacar suavemente el aire de una creciente burbuja de activos, en momentos en que la recuperación de la economía en general, conducida por mayores ingresos y empleos de remuneraciones decentes, no está teniendo acción.
Este verano (boreal), el mercado de bonos asimiló cualquier reducción en las compras mensuales de la Fed de US$ 85.000 millones como una forma de ajuste de la política monetaria y diligentemente hizo subir de manera drástica los rendimientos de los bonos a largo plazo. La consiguiente liquidación en el mercado de bonos finalmente hizo que la Fed desafiara en septiembre las expectativas de mercado y postergara el 'taper'.
Habiendo decidido que la economía estadounidense no puede soportar un rendimiento de los bonos a 10 años por sobre 3%, la Fed ahora está evaluando un nuevo enfoque de cara al ascenso de Janet Yellen al liderazgo del banco central el próximo año.
La gran pregunta para la Fed es si acaso el mercado de bonos pondrá atención y respetará a lo que se conoce como Control Óptimo. El año pasado, Yellen subrayó la idea en varios discursos, sobre cómo el banco central puede utilizar un modelo para calcular el camino óptimo de las tasas de corto plazo que con el tiempo le permitan a la economía alcanzar sus objetivos de desempleo e inflación.
Dada la moribunda tasa de inflación, con una esperada presión a la baja de los precios de la gasolina en EEUU que van en retroceso, hay espacio para que la Fed haga esto por un tiempo. Es difícil hacer subir significativamente los rendimientos de bonos a largo plazo en la ausencia de la inflación.
El verdadero peligro, sin embargo, es que mantener las tasas bajas por más tiempo solo alimenta la formación de la más reciente burbuja de activos.
Para diciembre, la Fed ya habrá mantenido su política de emergencia de tasa de interés cero por cinco años. Después de una expansión masiva de su balance, gracias a múltiples rondas de alivio cuantitativo, todo lo que tenemos es una economía que anda a paso lento.
La preocupación irritante es que verdaderamente no hay un plan para detener una economía de bajo crecimiento, que coquetea con la deflación y la ausencia de un sólido aumento de los empleos.
"Solidarizo con la visión de que la Fed está en una esquina de la política monetaria", afirma Ian Lyngen, en CRT Capital. "No existe un próximo paso evidente si la naturaleza de los datos económicos no mejora", agrega.
Para toda la discusión de próximos planes, Mike Tyson tenía razón cuando dijo que: "todos tienen un plan hasta que los golpean en la boca".
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