Cuál es el eslabón más débil en el sistema financiero de EEUU hoy? Esta no es una pregunta que muchos se han hecho recientemente. Después de todo, los bancos estadounidenses parecen bastante sanos en estos días, por lo menos en relación con los de la eurozona. Y la saga de la Libor ha dominado gran parte del debate político y la atención regulatoria.

Pero mientras los mercados están distraídos por la Libor, hay una intensa lucha en ebullición sobre un eslabón débil en el sistema: los grandes fondos de mercado monetario de EEUU. Y si bien pueden no estar produciendo los mismos fuegos artificiales que la Libor, los inversionistas deben estar atentos a esta batalla, ya que podría tener grandes implicancias para el resto del mundo financiero.

El tema es si este sector de US$2,6 billones (millones de millones) es vulnerable a “corridas”. Antes de 2008, pocos se hacían esa pregunta, ya que los fondos eran considerados muy aburridos. Después de todo, se supone que sólo invierten en activos “seguros” y pagan bajos rendimientos. Por otra parte, se asumía que estos nunca “romperían el dólar”, es decir, no tendrían un retorno de menos de 100% del dinero de los inversionistas.

Pero 2008 rompió esa suposición: cuando Lehman Brothers colapsó, un fondo sí cayó por debajo de un dólar. Y eso desató el pánico. Porque a pesar de la reputación de aburrido, el sector tiene un talón de Aquiles: a diferencia de las cuentas bancarias, los fondos del mercado monetario no están cubiertos por ningún seguro de depósitos, y los inversionistas pueden canjear su dinero a su antojo. Eso crea un problema de “precipicio”, como dice un documento reciente de la Reserva Federal de Nueva York: si los inversionistas temen que un fondo rompa el dólar, tienen un incentivo para una corrida.

La buena noticia es que la crisis inicial de 2008 no aumentó a una corrida devastadora del mercado monetario. Eso fue en gran parte porque el gobierno de EEUU intervino para dar un respaldo al sistema. Desde entonces, la Comisión de Valores y Bolsa (SEC, su sigla en inglés) ha introducido algunas reformas: ha forzado a estos fondos a comprar los activos líquidos a más corto plazo y ofrecer mejor información, en un esfuerzo por reforzar la confianza.

La mala noticia es que el gobierno de EEUU tiene prohibido entregar más ayuda. Y estos pequeños cambios no han resuelto el riesgo de “precipicio”: los mismos incentivos existen para que los inversionistas escapen en una crisis. Como resultado, los gestores de fondos del mercado monetario son un grupo muy asustadizo.

¿Hay alguna solución? La SEC, está presionando por dos reformas: quiere que los fondos tengan reservas en efectivo, para absorber las pérdidas, y para operar con los activos variables netos y educar a los inversionistas de que esas inversiones no pueden ser tratadas como una cuenta bancaria. El paper de la Fed de Nueva York enunciaba otra idea: los inversionistas debieran estar “encerrados” en una crisis, o forzados a dejar una pequeña porción en el fondo para absorber las pérdidas. Para mí, tales ideas parecen bastante sensibles; si se implementan en coordinación podrían reducir los riesgos sistémicos. Pero la SEC ahora enfrenta la presión de la industria financiera a abandonarlas debido a sus costos. Esto haría a los inversionistas menos dispuestos a poner su dinero en ellos.

Nadie en Washington dirá de manera pública que quiere que los fondos de los mercados monetarios se contraigan, incluso si esto crea un sistema más estable; después de todo, las empresas y gobiernos locales de EEUU recaudan enormes montos de dinero de esos fondos. Pero nadie quiere que el gobierno los respalde; o que estén tan vulnerables a corridas. No sorprende entonces, que no esté claro cuándo la SEC tendrá el coraje para implementar esas reformas.

Hasta entonces, todos esperan que nada cree un nuevo pánico entre los gestores de estos fondos.

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