La deuda agregada de las empresas se redujo, alcanzando 113% del PIB al tercer trimestre. Así lo plasma el Informe de Estabilidad Financiera (IEF) del segundo semestre, donde el Banco Central (BC) puntualiza que la reducción en un año alcanzó 0,9% real y se explica principalmente por el efecto tipo de cambio en la valoración del componente externo.

Pero también hay otro factor a considerar: los aumentos de emisiones de bonos del sector corporativo, observados desde mediados del 2016, no se han traducido en mayor endeudamiento. "Por el contrario, el bajo flujo de caja destinado a inversión apunta a que estos fondos se han destinado al refinanciamiento de pasivos, coherente con el nivel de tasas de interés", dice el BC. En esa línea, detalla que los indicadores de no pago presentan un deterioro marginal respecto del IEF anterior, pero se mantienen en niveles bajos.

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Por el lado del endeudamiento de los hogares, los riesgos se mantienen similares a los del IEF del primer semestre, los cuales están mayormente relacionados a la evolución futura del mercado laboral. Esto, considerando que "la deuda hipotecaria bancaria aumentó, mientras que la deuda de consumo moderó su expansión en fuentes bancarias y presentó una aceleración en no bancarias".

Eso sí, la mediana de la carga financiera se ha mantenido estable en torno a 20% del ingreso.