Las corredoras están trabajando a toda máquina imprimiendo proyecciones que muestran que los mercados emergentes de Asia están en mucho mejor forma para soportar el fin de la política de dinero fácil de la Reserva Federal de EEUU que lo que estuvieron en 1997. Ese fue el año en que se inauguró la crisis financiera asiática con la devaluación del baht tailandés el 2 de julio.

Sus análisis preferidos muestran que los casos perdidos hace 16 años ahora tienen reservas en divisa extranjera que son el doble de grandes que su deuda de corto plazo.

Gracias a ese dinero países como Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia, Corea del Sur y quizás también India, son menos vulnerables, por lo menos en la superficie. Pero ¿la región será tan afortunada?

Las señales de tensiones están comenzando a emerger como resultado de una combinación de anticipado ajuste por parte de la Fed y el crecimiento más lento en China. Las divisas, los mercados de deuda y de acciones en la región están cayendo, con las consiguientes condiciones financieras más estrictas.

A medida que caen, sube el costo del capital para los hogares, empresas y gobiernos y se pone a prueba la calidad de la inversión durante los últimos años.

El crecimiento más lento en China podrá ser bueno para el país asiático, pero para sus vecinos cuyas economías se beneficiaron de la demanda china será perjudicial. Entre los sectores más golpeados estará la minería, con lo cual también lo estarán las grandes empresas de carbón y hierro de Australia e Indonesia. “Todos quieren tener una mina”, dice el director de una de las firmas internacionales de capital privado en Asia. Pero ese deseo nació cuando China crecía 10% al año. China probablemente nunca volverá a crecer a ese ritmo.

Las primeras señales de tensión ya se están viendo en Australia, donde la caída de la moneda ha sido especialmente dramática. Funcionarios en Australia hablan valientemente de una economía más equilibrada, donde la manufactura beneficie a una economía más débil, pero sólo tiene 16 millones de personas y su fuerza laboral es cara, lo cual transforma en ilusiones todos esos reclamos. Mientras, muchos fondos de cobertura tienen posiciones cortas en Australia, ya sea como cobertura porque están demasiado optimistas acerca de China, o porque están pesimistas acerca del gigante asiático y ven a Australia como víctima de las malas perspectivas del continente.

“Es un seguro contra el riesgo de colapso en China”, como dice un gestor de fondo de cobertura en Singapur. De hecho, Australia ha reducido su dependencia respecto del capital extranjero pero no lo suficiente para las condiciones de hoy. Esto también es cierto para otros, como Indonesia.

Sería fantástico pensar que la región ha aprendido la lección del trauma de 1997. Corea del Sur, por ejemplo, tiene un gran superávit de cuenta de capital y ha elevado sus reservas en moneda extranjera. Aún así, los extranjeros han estado retirando su dinero del mercado de acciones y del mercado de bonos del Tesoro coreanos.

¿Es porque están nerviosos acerca de Corea del Sur, que se verá perjudicado tanto por el esfuerzo japonés por depreciar el yen contra el won y la desaceleración en China, el principal mercado de Corea del Sur? ¿O es porque Corea del Sur es mucho más líquido que los mercados del sudeste asiático de manera que cuando los extranjeros quieren reducir su exposición a Asia, el mercado de Corea del Sur es el más fácil de liquidar? ¿Y cuánto importa la razón, dado que los efectos negativos son los mismos de una manera u otra?

Una razón para la confianza de que esta vez es diferente y mejor para Asia es la creencia de que la región tiene menos deuda en dólares. Pero esa fe podría no justificarse. En los últimos meses, poca gente esperaba que la Fed reflexionara públicamente acerca de reducir la entrega del dinero fácil para los mercados y menos aún esperaban ver un dólar fuerte.

Algunos grupos, especialmente en lugares como Indonesia e India empezaron a endeudarse en dólares para ahorrar en pagos de intereses sin molestarse en cubrir esas exposiciones en dólares, dicen banqueros e inversionistas. Esa es, por supuesto, la razón que causó problemas a muchas empresas en el último tiempo.

Eso sugiere que pueden venir peores noticias. El problema con el apalancamiento oculto es que no queda oculto para siempre.

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