Buenos Aires. En Rebeldes sin Causa, el anti héroe interpretado por James Dean es desafiado a un juego letal de 'quién se rinde primero' en donde dos autos deben hacer una carrera hacia un acantilado. El perdedor es el auto que se rinde primero. Los inversionistas en los bonos argentinos se deben sentir así, como si estuviesen en una reedición de este clásico de 1955.
“No hay mejor analogía” para el enfrentamiento entre Argentina y un grupo de holdouts que buscan el pago de bonos que siguen en impago, dice Marco Schnabl, abogado argentino de Skadden, Arps, Slate, Meagher & Flom. “¿Quién está dispuesto a llegar más cerca del borde?”.
A pesar de que se acerca el plazo del 30 de julio para que Argentina pague los intereses de deuda reestructurada, los precios de los bonos argentinos han subido bruscamente en anticipación a un acuerdo que evitaría el segundo default del país en 13 años.
Marcelo Etchebarne, abogado argentino que vive en Nueva York y ha seguido el caso, dijo que los mercados siguen subestimando las posibilidades de un default.
Esto porque los analistas están convencidos que prevalecerá el sentido común. Las consecuencias económicas serían “catastróficas” para Argentina, mientras que el costo de arreglar el problema es pequeño comparado con los enormes beneficios de recobrar el acceso a los mercados de capitales, menores costos de financiamiento, y la atracción de la inversión extranjera, dice Etchebarne. “Lo que no están contemplando (los mercados) es que en un país como Argentina, las autoridades del ministerio de Finanzas no serán responsables por el incumplimiento en el pago, pero serían objeto de acciones penales si se desencadena la cláusula RUFO (Right on Future Offers)”, explicó Etchebarne refiriéndose a la cláusula en los bonos reestructurados que expira este año que previene que holdouts pueden alcanzar un mejor acuerdo.
Para permitir más tiempo para las negociaciones y evitar un default, Argentina ha solicitado un restablecimiento de la ejecución del “stay” del juez Thomas Griesa que ordenó que deben pagar US$1.500 millones a los holdouts al mismo tiempo mientras paga cambio a los tenedores de bonos.
“Mientras más tiempo desperdicie Argentina, más difícil será conseguir el stay. Siguen destruyendo la buena voluntad”, dice Charles Blitzer, un consultor ex FMI. “Hasta ahora no ha habido ni cinco minutos de negociaciones. Me parece inconcebible que los demandantes digan ´Ok, Argentina no negociará pero le daremos el stay de todas formas´. ¿Por qué debiesen hacerlo?”.
Otros dicen que no está en el interés de los holdouts permitir que Argentina caiga en impago al negarles un stay, el cual pocos esperan que el juez Griesa reintegre por su propia voluntad. “La amenaza de un default es la única arma que los houldouts tienen, y es una bala que pueden disparar solo una vez”, dice Schnabl.
Un default además haría retroceder mucho del progreso del gobierno que desde el año pasado intenta mejor las relaciones con los acreedores internacionales, especialmente los acuerdos para compensar a Repsol de España luego de la expropiación de sus activos argentinos en 2012, y de repagar una larga deuda de US$10.000 millones con el Club de París.
Si bien un acuerdo entre Argentina y los holdouts sería una solución “ganar-ganar”, un default representa lo contrario, dice Blitzer. “Es la solución Sansón: derribar el templo y a todos los demás con él, incluyendo él mismo”.
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