Durante la mañana del lunes pasado, la Bolsa sorprendió a los corredores operando con lo que parecía un alza de 7% en el IPSA. No obstante, tal como sospechaban los agentes del mercado, este salto que se mantuvo hasta las 11:38 horas del 21 de noviembre era erróneo. ¿La razón? El cálculo que hicieron desde la plaza capitalina para las acciones de LATAM al comienzo de la sesión, donde el valor fue hecho en pesos y no en dólares, como correspondía. ¿El resultado? Tuvieron que suspender las negociaciones por seis minutos para solucionar el problema.

Este no es el primer error que ocurre en el mercado. Algunos han pasado desapercibidos, otros, no tanto, sobre todo cuando se trata de bonos. Ese fue el caso del remate de Concha y Toro hace un par de semanas, cuando la empresa colocó un bono por UF2 millones en el mercado local y consiguió un spread de 78 puntos básicos, cifra baja para los papeles. Esto luego de que al ingresar la demanda por los papeles, un inversionista cometió un “fat finger”, como se le conoce en los mercados a los errores que ocurren por apretar un botón incorrecto. El inversionista puso un cero adicional en el papel, por lo que en vez de reflejar un spread equivalente a la clasificación de riesgo de AA- que tiene la viña, consiguió un spread como si tuviera un bono con rating AAA.

Algo similar ocurrió con la deuda que emitió ENAP hace al menos cinco años. Esta vez el “error de dedo” se dio cuando en vez de colocar un bono por UF9 millones  como tenían presupuestado, la empresa estatal puso dos ceros adicionales en la cifra: UF900 millones. ¿Cuál fue el resultado? La deuda fue declarada desierta y tuvieron que colocar nuevamente el bono.

En el mercado local también comentan que una práctica común que se da entre algunas corredoras es colocar bonos que -por ejemplo- deberían tener tasas de entre 2% y 3%, a 10%. Esto, con el objetivo de conseguir que el remate sea más visible para los inversionistas en un principio, mientras que luego se ajustaría a precio de mercado. No obstante, “hay veces que se olvidan de eso y los papeles se van bien arriba, pero pasa”, comentan desde una mesa de renta fija, y señalan que este tipo de errores ocurriría aproximadamente una vez al año.

A nivel internacional, uno de los “fat finger” más recordados por el mercado es el que ocurrió en la Bolsa de Tokio hace exactamente dos años, cuando estuvieron en juego más de US$600.000 millones (según el tipo de cambio de 2014). La noticia dio la vuelta al mundo en ese momento: un operador financiero lanzó órdenes de compra en el mercado over-the counter sobre las acciones de hasta 42 de las principales empresas de Japón por 67.000 millones de yenes, entre ellas Toyota, Honda, Canon, y Sony. En este caso el operador consiguió corregir la orden y su compañía no sufrió pérdidas. Sin embargo, otros no han tenido tanta suerte: en 2009 UBS ordenó 3 trillones de yenes en bonos de la empresa japonesa desarrolladora y distribuidora de videojuegos Capcom, pero lo que en realidad quería comprar eran 30 millones de yenes japoneses.