Escuché recientemente decir que el Gobierno puede rayar la cancha como quiera, esto es, que puede establecer las condiciones de cómo se puede invertir en este país, pero también es importante tener presente que los empresarios son los dueños de la pelota, con lo cual si esta cancha no les gusta, se pueden ir a jugar a cualquiera otra parte del mundo que les dé mayores garantías y seguridades.

El indicador de confianza empresarial IMCE de noviembre de 2017 indica que las expectativas empresariales globales se encuentran en un nivel pesimista.

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Cuando uno revisa esta encuesta y busca las razones de esta visión negativa, puede ver una serie de factores que afectan las expectativas.

Las elecciones presidenciales, las cuales presentan dos candidatos con visiones muy diferentes sobre el país, con programas muy generales, y que dan poca claridad sobre las medidas que tomará cada uno de ellos en el evento de ser elegido, dejando sólo en claro que el rayado de cancha es totalmente diferente en uno y otro caso.

Hemos mantenido un tipo de cambio bajo, y que afectará los ingresos de los exportadores en plena época de exportación agrícola.

Una actividad de la construcción contraída, ya que las empresas constructoras se encuentra aún con un stock de viviendas no vendidas, con un sistema tributario complejo que deja muchas dudas sobre la tributación de futuros proyectos, con bajo crecimiento en inversión de activo fijo, y poca claridad en materia ambiental, lo que ha frenado los megaproyectos de construcción.

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Una economía mundial pro empresa, en la cual tanto los países desarrollados como nuestros vecinos están rebajando los impuestos que afectan a las empresas, mientras que, por el contrario, en Chile estos mismos impuestos van en alza. Esto generará que los capitales internacionales se direccionen a economías más favorables que la nuestra.

Si a esto sumamos que este Gobierno ha dejado para el siguiente importantes compromisos en gasto social y una recaudación inferior a la esperada, es claro que las únicas formas que tiene el Gobierno de recaudar es: (a) a través del crecimiento, lo cual aún no se puede ver como una tendencia clara y permanente, o (b) a través de las fiscalizaciones que realice el Servicio de Impuestos Internos (SII), las cuales, de acuerdo con el nuevo plan de fiscalización, es evidente que tendrán a los empresarios dedicando más tiempo al cumplimiento de requerimientos administrativos que al desarrollo de nuevos negocios.

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El empleo independiente ha crecido, y esto no es porque estemos en un país lleno de emprendedores, ya que la normativa tributaria para estos nuevos negocios es aplastante, sino porque el empleo dependiente ha disminuido.

La incertidumbre del empresariado sobre cómo vendrán el año 2018 y los siguientes años, hace que la visión de nuestra economía sea negativa en noviembre, razón por la cual mejorarla en gran medida depende de la próxima elección presidencial, y del programa que finalmente ejecute el futuro Presidente, ya que la seguridad, la estabilidad y la competitividad tributaria son parte importante del círculo virtuoso que le ha permitido a Chile crecer por sobre el promedio mundial en el pasado, y que le permitirá competir por capitales internacionales.

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Pero estas expectativas no sólo son importantes para atraer capitales extranjeros, sino que también son necesarias para mantener a los empresarios invirtiendo en Chile, y no buscando nuevos emprendimientos en otros países.

Es necesario recordar que este Gobierno otorgó dos beneficios tributarios que han dejado a los empresarios con importantes flujos libres de impuesto, estos son la regularización de inversiones en el exterior, por las cuales tributaron con un 8%, y el impuesto sustitutivo del FUT, que ha convertido las utilidades tributables en ingresos no renta.

Si los empresarios retiran estos flujos desde sus empresas, van a poder invertirlos directamente en cualquier lugar del mundo, sin generarles ninguna carga tributaria adicional a la ya soportada.

Para aquellos que leímos "La rebelión de Atlas", entendemos que si en Chile existe confianza o esta se recupera podremos retomar los niveles de crecimiento que hemos tenido en el pasado, y si terminamos por perder definitivamente la confianza del empresariado veremos como disminuirá la inversión extranjera, y veremos como los empresarios chilenos encontrarán más atractivo, rentable y seguro, invertir en el exterior que en Chile.

*La autora es socia Recabarren y Asociados.