El gobierno de la presidenta Michelle Bachelet emprendió una serie de cambios para mejorar y modernizar diferentes ámbitos del país. Uno de esos fue la Reforma Tributaria, la que estableció un aumento de los impuestos del 24% al 27%.
El principal objetivo de esa política era elevar el gasto para el financiamiento de la educación y aunque ese fue el foco central, la expansión del gasto no sólo se dio ahí, sino que también se amplió a otras demandas públicas.
En consecuencia de este escenario, en los últimos cuatro años, el tamaño del Estado creció $12 mil millones pasando a representar el 25% del PIB en 2017.
En el desglose, si en 2013 el gasto acumulado del presupuesto era de US$53.015 millones al año siguiente aumentó a US$56.265 millones. En 2015, las arcas fiscales crecieron hasta los US$60.430 millones para luego subir a US$62.699 millones en 2016. Finalmente, el año pasado se ubicó US$64.845 millones. Para el 2018 el monto presupuestado para el sector público es de US$67.398 millones.
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Este incremento en el presupuesto destinado para el sistema público se reflejó en el gasto del gobierno que pasó desde el 21,5% del PIB en 2013 al 25% del PIB en 2017. Esto asimismo tuvo incidencias en la aceleración que tuvo la deuda pública que pasó de representar 12,7% del PIB a fines de 2013 hasta llegar a 23,8% para el cierre de 2017.
Otro reflejo del aumento del tamaño del Estado se mostró en la contratación del sector público central, la cual subió 13% llegando a 249.595 funcionarios al cierre de 2016, según cifras de la Dirección de Presupuestos. De acuerdo al INE, en tanto, la creación de empleo de la administración central creció 188.501 en los últimos cuatro años.
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¿Cómo hacerlo eficiente?
En miras hacia la nueva administración de Sebastián Piñera, los expertos evaluaron el crecimiento del tamaño del Estado y entregaron sus visiones de cuál debería ser la mejor estrategia para lograr tener un Estado más eficiente.
El académico de la Universidad de Santiago, Guillermo Pattillo, señaló que el sector público que recibirá el próximo gobierno es más grande que el de fines de 2013 en todas sus dimensiones. "Hay más gente empleada, más servicios y más recursos gastados. Además se creó el ministerio de la Mujer y Equidad de Género (2016) y recientemente se aprobó el De las Culturas, las Artes y el Patrimonio", precisó.
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Según el economista, la expansión del gasto corriente -que es la adquisición de bienes y servicios que realiza el sector público en el ejercicio fiscal- estuvo muy influenciada por el aumento de 6,9% de los subsidios, el cual representan el 42% de ese gasto, y el aumento relativamente alto del gasto en personal (5,9%) que corresponde al 24% del gasto corriente. "En síntesis, y como se vio durante el año pasado, la variable de ajuste para evitar una expansión aún más severa del gasto, fue la inversión pública", puntualizó Pattillo.
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Similar visión entregó Tomás Flores, académico de la Universidad Mayor, quien evaluó este incremento como una irresponsabilidad "que ha tenido graves consecuencias". Así detalló que entre 2014 y 2017 el gasto público aumentó en 22,3% mientras que el PIB lo hizo en 7,6%. "Este sustancial impulso fiscal, no financiado, generó la duplicación de la deuda pública y la degradación de Chile en las clasificadoras de riesgo", acotó.
De acuerdo a Flores, "las normas de buena gestión de recursos escasos se aplican en todo orden de cosas y la gestión pública no debe ser la excepción". Así señaló que los programas fiscales ineficientes deben cerrarse o modificarse sustancialmente. Mientras que Luis Eduardo Escobar, director del Centro de Estudios del Desarrollo, indicó que el Estado que recibirá el gobierno entrante "es más complicado de manejar que el gobierno anterior de Piñera". Esto porque se le han quitado ciertas atribuciones y hay instituciones que se han ido tomando atribuciones como la Contraloría o el Consejo de Defensa del Estado. A su juicio, achicar el tamaño del aparato público es muy difícil. "Sería improcedente en el sentido que a medida que los países se van desarrollando y subiendo sus niveles de ingreso, la gente pide cada vez más que el Estado intervenga en la provisión de bienes públicos. Reducir el tamaño del Estado es bastante poco probable e indeseable", precisó.